La edad de la incomunicación
Los ancianos denuncian que son relegados de los modernos medios informativos
Hay un anciano mendigo, que se niega a facilitar su nombre, en la avenida de Reina Victoria de Madrid, que practica el rito diario de coger uno o varios periódicos de las papeleras contiguas. Si tiene suerte, lee las noticias frescas del día porque algún lector madrugador ha depositado en ellas el diario, una vez devorado. Después, los periódicos le sirven para combatir el frío o envolver una botella de leche y otra de vino que siempre tiene a mano. Este ciudadano tiene una relación bajo mínimos con los medios de comunicación. Pero éstos -acusan distintos sectores de la tercera edad- ofrecen una información también bajo mínimos sobre los viejos, población que alcanza ya en España los 5,5 millones de personas.
Faustino del Pulgar, un asturiano de 65 años, ex minero, arquitecto y escritor, presidente de la Confederación Española de Mayores, tiene más suerte que el mendigo "porque puedo comprar los periódicos todos los días". Pero desde la plataforma que preside se queja de que las empresas informativas marginen a las personas mayores. "Sólo les interesan las noticias que pueden traducirse en una buena venta, y en este sentido, la tercera edad sólo es objeto de información cuando alcanza esa categoría de producto / venta". "Entiéndame, no estoy diciendo que los medios deban estar al servicio exclusivo de la tercera edad , pero nosotros, los mayores consumidores de medios de comunicación, somos sistemáticamente marginados por ellos. Con un poco de suerte, sólo salimos en las cartas al director".Recientemente, personas mayores y representantes de medios de comunicación pusieron el dedo en la llaga de esta marginación comunicativa durante unas jornadas sobre Medios de comunicación y tercera edad, patrocinadas por el Instituto Nacional de Servicios Sociales, del Ministerio de Asuntos Sociales. En esta reunión se aportó el dato de que la principal preocupación de los ancianos es su situación económica, seguida de su estado de salud y a mayor distancia de la atención domiciliaria y de la ocupación del abundante tiempo libre.
Pilar Puig González, viuda, de 83 años, pasa la mayor parte de su tiempo junto a sus dos hijas solteras en una casa antigua del castizo barrio madrileño de Chamberí, "leyendo todo lo que cae en mis manos -periódicos y sobre todo revistas-, entre otras cosas porque de joven no he podido leer mucho". "La televisión me gusta", añade, "pero me aburre, y además no la oigo bien porque tengo dificultades en un oído".
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¿Se siente esta mujer, como otras muchas ancianas lectoras empedernidas de periódicos, bien tra tada por los diarios? Alejandro Fernández Pombo, director de ediciones especiales de La Editorial Católica (Edica), dice que la respuesta no puede ser afirmativa ni negativa. A partir de un estudio de contenidos realizado por Fernández Pombo, se sabe que los motivos para que se hable de los ancianos en la prensa suelen coincidir con noticias de ancianos individuales (famosos anónimos que pasan a ser noticia y protagonistas de sucesos) o con informaciones sobre el colectivo (asistencia social, residencias para ancianos, ocio, salud, etcétera).Según datos oficiales, existe en España casi un millón más de mujerei que de hombres mayores de 65 años, y en su conjunto agrupan al 13,2% de la población. En el año 2000 serán casi el 16% de la población. Este colectivo apenas tiene medios específicos o programas de información que se ocupen expresamente de sus preocupaciones. En materia de prensa, sólo circula el mensual 60 y Más, publicado por el Ministerio de Asuntos Sociales, y varios cientos de boletines de residencias de la tercera edad. En radio hay algunos programas específicos en Radio Nacional de España, la SER, la- COPE, Radio España y La Voz de Euskadi En televisión, tras la desaparición de Inma de Santis, que dirigía en TVE El tiempo que vivimos, el tratamiento específico de la tercera edad apenas existe.
Muchos mayores asocian el aumento del interés de los medios por ellos al interés que muestran los políticos por los viejos en época de elecciones. Antonio Florencio Sancho Rubio, ex ajustador, nacido hace 63 años en Mazarambroz (Toledo) y residente en Madrid, se refugia con avidez en la lectura de periódicos en el Club Tercera Edad Mora de Rublelos de Canillejas. "Leer los periódicos es mi vicio", señala, "y nadie me lo va a impedir, lo mismo que votar, que para eso he esperado más de cuarenta años", añade.
El catedrático Pedro Laín Entralgo, de 82 años, ex director de la Real Academia Española, dice que los medios de comunicación no se ocupan como debieran de los terceretáneos, neologismo del que se siente autor. "A veces no se tiene en cuenta la vigencia de los mayores en.el mundo social. Naturalmente, no todos son como Ramón Menéndez Pidal, que estuvo produciendo hasta los 98 años, pero no hay una atención debida a los mayores como sujetos de la vida social", señala.
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