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Casita

Rosa Montero

Sucede con los socialistas que, cuando se les ocurre un dicho o concepto que ellos juzgan feliz, lo repiten hasta el aniquilamiento del oyente, quizá porque, al no abundar en rasgos de ingenio, han de sacarle el jugo a cualquier cosa. Sea como fuere, el caso es que ahora nos están perforando los tímpanos con lo de la casa común de la izquierda, frase muy sentida que cantan y corean con unánime afán por todas partes.Se ve que, abandonada la captación política a base de convencer por las ideas, hoy triunfa la promoción inmobiliaria. Por tanto, cuando ahora hablan de la izquierda, deben de estar usando el término en un sentido estrictamente locativo, o sea, que se estarán refiriendo a la mano izquierda según se sale del ascensor, el cual, por cierto, sirve para ascender, como su nombre indica. Pero servidora no acaba de ver con precisión las demás características de tan mentada casa. ¿Es una casita pequeñita en Canadá o es un palacio? Vistos los resultados del congreso del PSOE, a mí me parece que se trata más bien de una casa-cuartel, de jerarquías estrictas y disciplina férrea. Y a los nuevos inquilinos, a los que, como Curiel, se han alojado con anterioridad en otras partes, les tienen haciendo la instrucción en el patio durante semanas, cantando encendidas loas a los mandos. Es una casa-cuartel la mar de dura.

Me parece que los sociatas, sin embargo, prefieren ver su casa con forma de arca de Noé: fuera de sus paredes, dicen, es el diluvio. En su afán por sentirse únicos en el orbe y flotando sobre la nada acuosa, quizá olvidan que el arca de Noé estaba llena de bestias. Yo comprendo, en fin, que la casa del PSOE tiene aires de gran mansión, que está exenta del pago de la contribución urbana y que cuenta con los mejores ascensores del mercado; pero, aun así, y por mucho alicatado que me ofrezcan, reclamo mi derecho a la chabola.

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