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Reportaje:

Los secretos del 'Pirulí'

En los días de fuerte viento, la torre puede balancearse hasta medio metro

Esta torre de comunicaciones alberga a 30 trabajadores que tienen la misión de recibir, transmitir y cuidar la calidad de las señales de radio y televisión Solamente ellos son ajenos al mareo que invade al visitante ocasional cuando alcanza la cumbre de la torre. En los días de fuerte viento, el Pirulí se balancea ligeramente. Los veteranos del centro calculan en torno a medio metro el movimiento máximo alcanzado por las nueve plantas de que consta el platillo del edificio.La cúspide, una enorme antena que corona el edificio, traza un arco de algo más de un metro en días agitados. Un péndulo cuelga como reliquia del techo de una de las plantas del edificio. Sin embargo, su movimiento se demostró poco indicativo, pues a veces alcanza una inercia que provocaba balanceos más intensos que el del edificio e incluso se columpia hasta tocar el techo. "Sólo hemos tenido que bajarnos una vez", recuerda uno de los trabajadores de la torre. "Fue cuando en Madrid soplaron vientos a una velocidad de más de 150 kilómetros por hora y cayeron árboles y tejados".

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Crujidos misteriosos

Los misteriosos crujidos que en verano pueden amilanar al visitante novato ya no asustan a los habituales, conocedores de que el calor provoca una dílatación que afecta en diferente grado a los metales y al hormigón. También entonces se arquea el edificio, trazando un arco de 363 centímetros.El calor fue precisamente el causante de la pintura que recubre el acristalado de la cuarta planta. El sol del estío, que penetraba a raudales por una superficie completamente translúcida, afectaba al instrumental de precisión que alberga esta plant a y a la comodidad del personal técnico. Por ello se decidió aplicar sobre los cristales una opaca pintura blanca.

En esta misma planta se colocan los radioenlaces que captan las señales de las unidades móviles. Estos aparatos se parecen físicamente a las pequeñas antenas parabólicas conocidas como paelleras. Los radioenlaces deben estar orientados hacia el punto que envía la señal a Retevisión, por lo que la pared pintada está llena de anotaciones: Palacio del Congreso, Bernabéu, sede del PSOE, Ventas ... Ya que desde aquí no se contempla Madrid, puede subirse a una de las cuatro plantas con terraza de la torre. Toda la ciudad, la sierra de la provincia y los montes de Toledo aparecen simultáneamente, ofreciendo nuevas perspectivas para un paisaje conocido por casi todos los habitantes de la ciudad, ángulos no aptos para quien padece de vértigo.

Y quienes estén afectados por la elaustrofobia pueden sufrir en un ascensor que tarda más de dos minutos en alcanzar la cima del edificio. Aunque todo depende de como se mire, porque el sufrimiento puede ser mayor si por alguna avería se hace obligado el ascenso a pie, ya que la altura total de la torre es de 220 metros.

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Debido a ello, y a su aislamiento de otras construcciones elevadas, un ave rapaz ha tomado la torre como refugio. En una de las terrazas de la parte superior, las plumas y los restos de pequeñas aves, cazadas en los parques cercanos, quedan como testimonio de su paso.

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