El nuevo presidente del Supremo exalta al juez independiente y responsable
Pascual Sala, presidente del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), tomó ayer posesión de ambos cargos -"la ilusión de mi vida", declaró a los periodistas-, en sesión conjunta de los dos órganos, a la que asistieron la cúpula judicial y altos cargos del Estado, encabezados por el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra. Sala resaltó la independencia del juez y recordó el contrapeso de la responsabilidad "civil, penal y disciplinaria".
, La polémica que ha estado al fondo del proceso de elección del nuevo CGPJ -y en especial de su presidente, pactada por los partidos políticos y seguida por la mayoría del Consejo- no hizo ayer su aparición en el salón de los pasos perdidos del Palacio de Justicia, en donde se celebró el acto. Los 20 vocales beneficiados con la elección parlamentaria fueron felicitados por los asistentes al acto y el propio Sala, que al comienzo del acto aparecía visiblemente nervioso, lo terminó emocionado, pera sereno, entre los parabienes de sus familiares y amigos y en olor de una multitud de periodistas que deseaban captar su imagen y mendigaban unas primeras declaraciones.Como ocurrió el 29 de octubre de 1985, en el acto de toma de posesión de Antonio Hernández Gil, la sesión conjunta fue presidida por el presidente de sala más antiguo, en este caso Paulino Martín, y fueron el magistrado más antiguo del Tribunal Supremo, Rafael Mendizábal, y el más moderno, Marcelino Murillo, los que acompañaron a Sala, quien, una vez que le fue impuesta la insignia de su cargo, tomó asiento en el sillón presidencial "en señal de posesión". Le acompañaban los presidentes de sala del Tribunal Supremo.
Alfonso Guerra, al frente
Frente a la mesa presidencial, en lugares destacados figuraban, por este orden de protocolo, el vicepresidente del Gobierno, Alfonso Guerra; el presidente del Congreso de los Diputados, Félix Pons, y el del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, y los ministros de Justicia, Enrique Múgica, y de Interior, José Luis Corcuera. En 1985, quienes ocuparon estos cinco sillones destacados fueron el presidente del Gobierno, los del Congreso y el Senado, el del Constitucional y el vicepresidente Guerra.Otra diferencia con el acto de hace cinco años fue que Hernández Gil no pronunció discurso alguno y se sometió inmediatamente después del acto a las preguntas de los informadores. Ayer, Sala aceptó que se le preguntara algo en los pasillos, una vez finalizadas las felicitaciones, y durante el acto pronunció un discurso de seis folios. Tras el capítulo de agradecimientos, Sala reflexionó sobre la independencia judicial como "la necesidad de sustraer al juez de cualquier otro tipo de influencia que no sea la derivada de la misma ley a la que está sometido y de la realidad social con que debe interpretarla y aplicarla".
El nuevo presidente del Tribunal Supremo y del CGPJ se refirió también al "contrapeso de la responsabilidad en su triple vertiente civil, penal y disciplinaria, bien que residenciada esta última, como un plus de su independencia", puntualizó, "en el propio órgano de gobierno de los jueces esto es, en el CGPJ, y con todas las garantías jurisdiccionales subsiguientes que las leyes le reconocen". Sala planteó la "necesaria y urgente revitalización de la función del Tribunal Supremo", para la que estimo valiosos "todos los apoyos, inclusive la consideración de las condiciones de espacio físico en que se haya de desenvolver el trabajo de sus miembros", referencia muy grata a los oídos de los magistrados del Supremo.
En cuanto a las disfunciones de la administración de justicia, Sala habló de la "sobrecarga del trabajo judicial" y pidió la ayuda de la abogacía y la procura para lograr la eficacia.
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