Christie Heindl
La diputada austriaca que amamanta a su hijo en el Parlamento
Christine Heindl, de 40 años, parlamentaria de los verdes en Austria, es una mujer innovadora y decidida que ha levantado una polémica nacional al convertirse en.la primera diputada en la historia que asiste a las sesiones parlamentarias en compañía de Michael, su hijo de cinco semanas, para demostrar al mundo que "es posible ser madre y política". Mientras el presidente de la Asamblea abría solemnemente la sesión inaugural, Míchael comenzó a llorar y ella, en una reacción inmediata, se desabrochó la blusa y le dio de mamar. Respondiendo a las amonestaciones de sus colegas, dijo: "¡Bueno, y qué! Tenía hambre".Diariamente recibe cientos de llamadas y cartas solidarizándose con ella o acusándola de "accionismo político a costa de los niños". Heindl, que está divorciada y tiene una hija universitaria de 20 años, admite que también entre sus amigos y la familia hay opiniones opuestas.
Contra viento y marea acude todos los días a las reuniones de su partido, mientras los guardias del Parlamento le sonreían con simpatía ignorando la regulación interna que prohíbe la entrada al edificio a menores de 14 años. Sus camaradas de partido han creado una especie de "paternidad colectiva" y defienden con orgullo el derecho de Christine de "no tener que enfrentarse a la dolorosa decisión de elegir entre la carrera o la maternidad".
Un parlamentario del Partido Liberal austriaco (nacional de derechas) le gritó en la sala que "las madres que llevan a sus bebés a lugares públicos deben ser enviadas al psiquiatra", y otro le advirtió que "el aire en la sala de plenos es insalubre".
La diputada piensa seguir asistiendo con Michael "con permiso o sin permiso", y asegura que "si los médicos me dicen que el Parlamento es insalubre para un lactante, sólo puedo reír, porque no hay nada más sano para un niño que estar con su madre". Heindl prometió además que la experta en medio ambiente de los verdes medirá la polución atmosférica en un parque de Viena y en el interior de la sala del Parlamento para demostrar ""dónde hay menos contaminacion .
Cada día conduce 90 kilómetros idesde Burgenland, su ciudad natal, hasta Viena, y afirma que es capaz de cualquier sacrificio para mantener paralelamente su carrera y sus deberes para con Michael. "Cuando era profesora de secundaria y tuve a mi primera hija", dice, "sopor té estar en casa sólo tres meses, porque la crianza de la manera en que está concebida en esta sociedad excluye a la mujer de toda actividad y la aísla. Tener un hijo es maravilloso, pero eso no puede significar reducir a la mujer a ser sólo madre y matar todas las ilusiones".
Lo importante para Heindl es que encendió la mecha "y ahora todos discuten las deficiencias del sistema en la protección del niño y de la madre". La situación ideal para ella sería que las mujeres pudieran "tomar libremente la decisión de quedarse en casa o trabajar sin cargos de conciencia, sabiendo que su hijo recibe los óptimos cuidados".
La "maternidad tardía" de Christine Heindl fue una casualidad que no tenía prevista, y con el padre de Michael tiene una relación que "funciona", pero no viven juntos. Cuenta que discutieron la posibilidad de que él se quedara un año al cuidado del bebé, pero el dinero que el Estado otorga (45.000 pesetas mensuales) a padres que hacen uso del año de excedencia "es insuficiente para subsistir" y desecharon tal idea.
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