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GENTE

Felice Casson

El juez que destapó el 'caso Gladio'

Juan Arias

Es un hijo de pescadores, entrenador de baloncesto y jugado. de fútbol en el equipo de magistrados y abogados. Es Felice Casson, nacido hace 37 años en Chioggia, en la región de Venecia, el juez que de repente se ha hecho famoso por haber descubierto el escándalo del Gladio y por haber osado convocar como testimonio en un proceso penal al jefe del Estado, el democristiano Francesco Cossiga.Casson, casado con una fiscal, padre de un hijo de ocho años, se formó con los salesianos y su pasión era el griego. A los 27 años ganó las oposiciones a la magistratura y empezó a ejercer como juez en Venecia, donde se ganó muy pronto fama de trabajador, de hombre reservado y amante de su autonomía. Hasta el punto de que a quien lo acusó un día de ser comunista lo llevó a los tribunales, le ganó la causa y el dinero del resarcimiento de daños lo entregó para beneficencia. En un país donde la magistratura está muy politizada y de cada juez se sabe a qué partido pertenece, Casson nunca tuvo en su bolsillo una tarjeta política. Y ni siquiera está afiliado a ninguna corriente de magistrados. Y sin embargo, cuando ahora se ha intentado arrebatarle la investigación sobre el Gladio, acusado de protagonismo y de haber criticado en el pasado a Cossiga en algurios artículos suyos publica dos en un diario local, ha sido el presidente de la Asociación Nacion al de Magistrados, Raffaele Bertc>ni, quien ha salido en su deferisa, afirmando que lo que ocurre es que una vez más el poder intenta impedir a un juez que haga luz sobre los misterios de la República".

Y el elogio mayor que se le ha hecho a este magistrado d ojos azules y nariz aguileña, de humor más bien inglés, a quien algunos no perdonan que lleve el pelo un poco largo, es que se trata de un Juez normal, que sabe alternar su trabajo duro con el deporte, que no vive sólo de política, que le encanta como buen veneciano, meterse en la cocina y preparar especialidades de pescado.

Por su pequeño despacho en un rincón privilegiado de Vene cia han pasado en estos 10 años, sin clamores publicitarios, cuatro investigaciones duras y difíciles: la subversión fascista en la región de Venecia, la estafa del casino de la ciudad de Marco Polo, el tráfico ilegal de armas a Irak con la presunta connivencia de la Banca Nazionale del Lavoro y el acto de terrorismo de Peteano donde tres carabineros que habían acudido, tras haber recibido una llamada anónima, a inspeccionar un Fiat 500, murieron al explosionar una carga de dinamita encerrada en el coche.

Indagando sobre la índole fascista de aquel atentado y sobre el tipo de explosivo, el juez veneciano descubrió la existencia del Gladio, negada hasta entonces por todo el mundo político. Por su despacho están désfilando, no con excesiva alegría, todos los altos personajes que han gobernado a este país ininterrumpidamente durante los últimos 45 años.Y lo que sorprende de un juez que ha salido de repente a la crónica internacional es que parece como si todo le resbalara. La tarde en que se supo que había convocado para testimoniar en el proceso a Cossiga, mientras el país estaba atónito, el mundo político convulsionado y un centenar de periodistas a la espera de sus declaraciones en la puerta de su despacho veneciano, él estaba jugando tranquilamente un partido de fútbol. Y lo hacía con el mismo tesón que usa en sus procesos, hasta el punto de que sus adversarios le habían pedido al árbitro dos penaltis contra él, que no fueron concedidos. El árbitro alegó que el juego de Casson, un stoper, era "duro, pero no sucio".

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