El congreso socialista ha supuesto una nueva demostración de fuerza del guerrismo
LUIS R. AIZPEOLEA El 32º Congreso del PSOE, planteado como el de la apertura del partido a la sociedad, ha supuesto una nueva manifestación de fuerza del guerrismo, que mantiene sus posiciones en los puestos clave de la comisión ejecutiva y excluye de la misma a las personalidades socialistas que más han abogado públicamente por el aperturismo. Asimismo, y por vez primera, la corriente Izquierda Socialista se ha marginado del comité federal.
El ministro de Economía y delegado navarro, Carlos Solchaga, diagnosticó ayer el congreso de este modo: "Alfonso Guerra y el aparato han ganado el congreso. Aquellos que de manera más reconocida por la opinión pública hemos mantenido tesis aperturistas no estamos en la ejecutiva por lo que desde este punto de vista no hemos ganado el congreso".Sin embargo, Solchaga, igual que otras personalidades del partido como el secretario general del PSOE del País Valenciano, Joan Lerma, reconocía, también, que ha sido el congreso del PSOE más importante de los últimos diez años desde el punto de vista prograrnático y estratégico: "Se ha roto un comportamiento esquizofrénico, según el cual teníamos un discurso programático y una praxis realista". La sensación contradictoria entre renovación programática e inmovilismo de la dirección es una de las conclusiones más generalizadas de este congreso para un importante número de sus delegados.
El mismo secretario general del PSOE, Felipe González, se hizo eco de ello en el discurso de clausura. González admitió que "es posible que falten en la nueva ejecutiva personas que encarnen más la idea de apertura". Pero, a la vez, defendió el "esfuerzo de apertura" de la nueva ejecutiva por "haber renovado un tercio de sus componentes, después de que su gestión ha sido refrendada por el 100% del congreso".
También admitió ayer Felipe González que nunca un congreso del PSOE, de los que ha conocido, había venido precedido por tanta polémica. El secretario ge neral ha querido demostrar ante la opinión pública, durante este congreso, la fortaleza de su partido y puso en marcha el aparato para forzar una votación unánime de respaldo tanto a la nueva ejecutiva como a la gestión de la saliente, lo que ha terminado por lograr.
Pero el mensaje final en el que ayer insistió Felipe González como conclusión del congreso fue el de la autonomía de su Gobierno respecto del partido . González dijo, una vez más, que se gobierna desde La Moncloa y no desde Ferraz -la sede socialista- Con ello, el secretario general del PSOE quiso dejar claro que los cambios en la Comisión Ejecutiva del PSOE y las discrepancias de algunos de sus ministros con su composición no iban a afectar para nada a su Gobierno. Expresó, a modo de ejemplo, su respeto a la disconformidad expresada por Solchaga sobre la nueva ejecutiva.
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