Los soviéticos siguen amando a Lenin

Los soviéticos todavía siguen amando a Lenin, aunque están convencidos de que sus epígonos han abusado de la violencia y han frenado, el desarrollo del país arrastrándolo hacia la catástrofe. El responsable, el hombre más antipático de la historia de la URSS, es Stalin; sobre él y sobre el PCUS que configuró recaen las culpas de la crisis económica y social actual. Éstos son los resultados que emergen de un sondeo llevado a cabo por el Instituto Pansovíético para el Estudio de la Opinión Pública, concedido en exclusiva para Italia a La Repubblica y al semanario Moskovski Nóvosti para la URSS.

El sondeo es el primero organizado por un instituto oficial y pretende analizar la actitud de los ciudadanos soviéticos frente a la Revolución de Octubre. Hace solamente un año, nadie en la URSS se hubiera atrevido a proponer una iniciativa como ésta, que, pone en tela de juicio la leyenda del Octubre Rojo.Las respuestas, obtenidas de una muestra muy representativa compuesta por 1.848 personas de 17 regiones diferentes del país, ilustran con claridad la profundidad de los cambios acaecidos en la URSS en estos últimos cinco años de perestroika, pero también la tenacidad con que sobreviven, superpuestos, mitos y convicciones enraizados en 280 millones de ciudadanos de la URSS.

El único mito que parece resistir intacto a los despiadados hachazos de la historia es el de Lenin. Igual que hace un año, el 64% de los entrevistados expresa simpatía por el legendario líder bolchevique, frente a un pequeño 8% que no muestra ninguna indulgencia hacia el padre de la revolución. Las máximas antipatías, por el contrario, las despierta lósif Stalin, detestado por el 54%. de los soviéticos, que le acusan de ser el responsable de todos los males del socialismo real en su país.

La gran sorpresa la constituye Feliks Dzerzinskij, el hombre que en 1917 organizó la CEKA, la policía política del régimen soviético, que ocupa el segundo lugar en esta escala de aceptación. El 41% de los entrevistados lo encuentran simpático y, coherentemente.

La mayoría de los soviéticos, exactamente el 53%, de los interrogados, afirma su convicción de que los bolcheviques no tuvieron más remedio que utilizar las armas para abatir al régimen del zar. Los habitantes de la URSS piensan, no obstante, que los actos de violencia subsiguientes no fueron necesarios. El 64% condena la represión llevada a cabo contra las revueltas campesinas de los años treinta; el 77% considera que el fusilamiento de la familia del zar fue un gesto inútil. El 60%, frente a un pequeño 12%, considera la caída del régimen zarista como algo "no demasiado grave". Sin embargo, la desaparición de la aristocracia sí es considerada como una pérdida importante, al menos así lo piensa el 37% frente a un 47%, que entiende que la extinción de esta clase social fue un hecho poco significativo.

Los bolcheviques

La revisión que se está haciendo en la URSS de Gorbachov de la historia revolucionaría está transformando poco a poco la leyenda de octubre. Hasta el punto de que el 61% duda a la hora de declarar al partido bolchevique como responsable de las desgracias de la revolución y de la guerra civil.Muy diferente, e incluso opuesta, es la actitud de las jóvenes generaciones y la de los habitantes de las grandes ciudades, en especial los de las repúblicas bálticas y del Cáucaso. Y el país se divide casi en dos partes iguales cuando se trata de emitir un juicio sobre los resultados de octubre 73 años después: el 45% considera que esa fecha significó el inicio de una nueva era que estimuló el desarrollo, del país, mientras que el 37% afirma que fue un freno, cuando no una verdadera y real catástrofe.

En las respuestas de los entrevistados se adivina el nuevo papel y el peso que la perestroika ha asignado a los medios de información. No es casual que el 56% de los entrevistados considere como un gran daño la abolición de la libertad de prensa una vez concluida la revolución, que el 69% considere que la salida de los empresarios y de los dirigentes de las industrias de la vida económica del país causó pérdidas gravísimas y que el 53% afirma que la abolición de la propiedad privada no fue necesaria.

Traducción de José Manuel Revuelta.