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Los marineros de la fragata 'Numancia'

Última noche en tierra antes de partir al Golfo

"Hacemos un pacto: le contamos toda la verdad de lo que pasa en la Numancia si no aparece el nombre, ¿vale?", sugirió en la madrugada de¡ pasado martes, en una discoteca de Rota (Cádiz), un marinero de reemplazo que trataba de apagar sus penas bebiendo y moviendo el esqueleto. "Esto [muestra un cubata casi consumido] es para olvidar", dijo. "Estamos machacados", relató, al tiempo que daba un sorbo al que hasta esa hora, la una de la madrugada, era su quinto cubata. 1bamos camino de Islandia, después de 80 días de navegación, cuando nos hicieron volver urgentemente a España. Al poco de llegar a Rota, destrozados de currar, tuvimos que acompañar a la fragata Victoria, que estaba averiada, hasta El Ferrol. Después regresamos otra vez a Rota, y en la última semana, nos hemos dado un buen tute cargando y limpiando el barco"."Desde que nos dijeron el otro día que iban a venir periodistas, no hemos! parado de limpiar el barco", comenta airado otro marinero de la Numancia, vecino de Cáceres, que trata de conquistar la mirada de una esbelta quinceañera.

"¡Como le dé al Príncipe o al ministro por ir, ya verás la que nos espera...!", repone otro marinero a cuyos padres acaba de dejar en una pensión de Rota para compartir con sus compañeros la última noche en tierra antes de partir hacia el Golfo.

"¡Oiga.!, ¿es que para nosotros no viene la tele?", pregunta en otra parte de la discoteca Francisco Pérez. "`Hombre, claro, pero eso es máñana", le contesta su compañero (refiriéndose a ayer, miércoles, fecha e que partió de Rota la fragat Numancia).

Hacia las dos de la madruga da, sobre la pista de baile, sólo quedan marineros de la Numancia, que tienen instrucciones de incorporarse al barco como muy tarde a las ocho de la ma fiana, y varias chicas.

Los ojos de una de ellas Mari Carmen, derrochan ingenuidad y ternura, y en su rostro aflora la sonrisa cada vez que mienta a su novio, Tomás, marinero de la Santa María, la fragata a la que va a relevar la Numancia. "Estoy contenta porque éstos se van para que venga mi Tomás. íAy, qué ganas tengo de pillar'.o!", dice.

Francisco Casilla, otro de los marineros, ajeno al monólogo de Mari Carmen, se dirige al periodista y pregunta: %Usted sabe cuánto nos van a pagar al mes flor ir al Golfo? Es que dicen que unas 90.000 pesetas, pero yo no me lo creo. En los cuatro meses de navegación que llevamos, apenas nos han dado 20.000 pesetas".

En otro local público de Rota agota su cerveza un cabo de la Numancia, de los llamados verdes. Aunque afirma que viaja al Golfo "obligado", se muestra satisfecho con el potencial bélico de la fragata española. "Llevamos 25 misiles, más o menos, de ellos cuatro o cinco son Harpoori; unos 30 torpedos del tipo MK-46 y dos sonar (mecanismo electrónico para la detección de submarinos)".

A última hora de la madrugada, la discoteca estaba bastante despejada. Apurando su copa, Francisco Pérez, de Jaén, comentó a uno de sus compañeros: "`Hoy he cargado tres cajas grandes de condones; han dicho los mandos que o nos los pone mos o no hay na que hacer".

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