_
_
_
_
_
GENTE

Blanca Marsillach

"Es más importante aprender que estrenar en Madrid"

La más joven de la saga Marsillach, Blanca, realizó anoche el estreno más sui géneris de su carrera profesional. Se presentaba en Madrid la obra El marinero, traducción de Carmen Martín Gaite de la única pieza teatral del poeta portugués Fernando Pessoa, y la actriz, que es una de las cuatro intérpretes de la obra, estaba en Córdoba representando un clásico: El lindo don Diego, de Moreto, con la compañía de Paco Portes. No fue una distracción, sino una coincidencia de fechas y una decisión, dice Blanca Marsillach, basada en que "es más importante aprender que estrenar en Madrid, y he preferido que las glorias se las lleve otra y arriesgar un estreno en Madrid por un aprendizaje en provincias".Su ausencia -cubierta por Alejandra Guerrero Torray- en la obra de Pessoa sólo durará tres días, los mismos que representa a Moreto en Córdoba, y el martes próximo se reincorporará a las representaciones en Madrid de El marinero.

La joven actriz, de 23 años de edad, afirma: "Creo que cuando empecé en este oficio, hace cinco años, lo hice más como desafío, porque mi padre me había puesto muy alto el listón, y seguramente también por superficialidad. Pero, además, creo que había en mí desde pequeña una vocación que ahora, por fin, descubro que sí existía. No busco el éxito rápido y fácil, sólo quiero aprender y absorber el teatro como una esponja".

Respecto a cuánto ayuda, o pesa, ser la hija de Adolfo Marsillach, una de las figuras más destacadas de la escena teatral española durante los últimos 30 años y hoy, además, máximo responsable de teatro y música en la Administración, contesta: "Ahora empieza a no pesarme el apellido, pero me ha costado mucho porque yo soy una persona muy insegura y el peso del apellido te potencia la inseguridad, Además, mi padre me ha ayudado pero también ha sido duro conmigo y me ha costado mucho callarle, pues él, yo misma también, pensaba que era negada para esto del teatro".

Y es que cuando Blanca Marsillach empezó a trabajar de actriz hace cinco años no fue teatro lo primero que hizo sino cine, principalmente películas mediocres y hasta alguna calificada X, como aquel espanto italiano La miel del diablo.

"Yo en aquella época no estaba bien física y psíquicamente. Viví un tiempo en Italia e hice de todo. Pero creo que he tenido suerte y dos personas que me han ayudado mucho", afirma. "Una fue el director de cine Mario Monicelli y otra ha sido el director de teatro José Luis Alonso, que hace siete meses me admitió en su curso para formar actores y me abrió un mundo desconocido".

Además de las dos obras que representa en la actualidad, la actriz también interviene en una tercera, La noche toledana, con la compañía de Juan Pedro Aguilar. "Parece que tengo una buena racha, que espero que continué y acabe con mi fama de despistada", dice. Respecto al cine su afirmación es categórica: "Me gustaría trabajar, pero más por dinero que por otra cosa, pues creo que el teatro da más a un actor que el cine; aunque sea más duro. El teatro es como una buena comida con digestión y sobremesa maravillosa". Y vuelve a recordar al director José Luis Alonso, recientemente fallecido: "Me afectó tanto que, cuando fui al velatorio, le eché una bronca diciéndole como si estuviera vivo: 'Hay que ver cómo eres. Hace poco me estabas enseñando a tirarme de una ventana, y vas tú y te tiras de un balcón'. Era una forma de hablar, de hacer que siguiera vivo".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_