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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Distensión en Asia

SI EN Europa la perestroika y la distensión en las relaciones entre EE UU y la URSS han producido una transformación profunda de todo el mapa político -con la unidad de Alemania como fenómeno central-, los cambios en Asia han sido más graduales y lentos. Los residuos de la guerra fría persisten con mayor vigencia, en gran parte como consecuencia del salto atrás dado por China el año pasado con la represión de Tiananmen. Hoy, sin embargo, diversos hechos indican que en Asia avanza la eliminación de situaciones conflictivas entre países socialistas y países ligados al sistema capitalista. De forma, desde luego, distinta a la de Europa: en Asia, los regímenes de China, Corea del Norte o Vietnam no tenían la dependencia con respecto a Moscú que se daba en Polonia, la República Democrática Alemana o Checoslovaquia.China ha dado pasos significativos de apertura hacia países con los cuales se ha enfrentado militarmente durante décadas. El caso más notable es el de Vietnam, con el que había cortado las relaciones diplomáticas hace 12 años, cuando Vietnam invadió Camboya y estableció en Phnom Penh un Gobierno formado por comunistas próximos a las posiciones de Hanol. El ministro de Relaciones Exteriores de Vietnam, Nguyen Co Thach, durante su estancia en Tokio, anunció que su Gobierno y el de Pekín decidieron normalizar sus relaciones. El esfuerzo de Vietnam por abrirse al exterior se empieza a plasmar en acuerdos concretos con EE UU y Japón. Pero el caso chino es más difícil, a causa del conflicto de Camboya, en el que Vietnam , valedor del Gobierno de Phnom Penh, y China, sostén de los Jemeres Rojos en lucha contra aquél, siguen en campos militarmente enfrentados.

El acercamiento entre Pekín y Hanoi permite abrigar esperanzas de una solución al problema camboyano. Ha habido ya progresos en los últimos meses: los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE UU, URSS, Francia, Reino Unido y China) han logrado que se constituya, el mes pasado, un Consejo Nacional Supremo de Camboya, formado por 12 representantes de las cuatro facciones en pugna: el Gobierno de Phnom Penh y los tres grupos de la resistencia. La ONU ha decidido que ese consejo asuma la representación de Camboya en su seno. Sin embargo, los acuerdos iniciales parecen haberse estancado. El consejo no ha logrado nombrar a su presidente, cargo que lógicamente corresponderá al príncipe Norodom Sihanuk, y existen nuevas amenazas de enfrentamientos armados. La causa de este deterioro se debe en gran medida a la ausencia de un acuerdo entre China y Vietnam. De ahí que la reanudación de las relaciones entre los dos países sea fundamental para la paz camboyana. Al mismo tiempo, China ha decidido establecer relaciones comerciales y consulares con Corea del Sur. Se abre así una nueva ventana en el muro de la guerra fría en Asia. A la vez, Ia URS S normaliza sus relaciones con Seúl. Estos hechos estimularán el acercamiento ya iniciado entre las dos partes de Corea, península cuya división es la plasmación más notable de una tensión inacabada.

Cuando se observan estos cambios en el escenario asiático, el interrogante fundamental sigue siendo qué papel desempeñará Japón en el futuro. El Gobierno de Kaifu se esfuerza, a partir de la crisis del Golfo, por dotar a Japón de mayores posibilidades de actuación en los problemas internacionales. A ello puede ayudar mucho la anunciada visita de Gorbachov, sobre todo si se empieza a desbloquear el conflicto territorial de las Kuriles del Sur. La distensión también progresa en Asia, y ello es siempre positivo.

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