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Los Balcanes conjuran sus demonios

Albania acoge a los ministros de Exteriores del inestable sureste europeo

La Conferencia de Ministros de Asuntos Exteriores de los Balcanes comienza hoy en Tirana, en un marco de graves focos de desestabilización política en la región, acuciantes problemas económicos y unas relaciones cambiantes entre los Estados participantes. Esta segunda reunión balcánica, tras la celebrada el pasado año en Belgrado, supone además la definitiva integración de Albania, el país anfitrión, en el concierto europeo de naciones.

En un continente europeo en el que el último año ha traído cambios históricos, ha desaparecido el enfrentamiento Este-Oeste y los factores del equilibrio de la guerra fría y han quedado vacíos de contenido alianzas y neutralidades, los países balcánicos afrontan la grave tarea de evitar que, como en otras épocas de inestabilidad, esta región se convierta en permanente foco de conflictos.Conflictos étnicos, fronterizos y económico-sociales amenazan, como no había ocurrido desde las guerras balcánicas de principio de siglo, la seguridad de la región. Los seis Estados de la cumbre de Tirana aseguran no mantener reivindicaciones territoriales entre ellos. Sin embargo, de continuar el proceso de disolución de Yugoslavia y ejercer Serbia sus reclamaciones territoriales frente a otras repúblicas yugoslavas, esto podría cambiar rápidamente.

Los ministros de Asuntos Exteriores de Rumania, Bulgaria, Grecia, Turquía, Yugoslavia y Albania se reúnen en una situación que difiere radicalmente de la existente en su primer encuentro. Albania ha roto ya su aislamiento internacional y ha emprendido el camino hacia un régimen más abierto. En Rumania y Bulgaria han caído los regímenes comunistas que en la reunión de Belgrado aún lanzaban hueras proclamas propagandistas. En Grecia, la derecha ha sucedido a los socialistas en el Gobierno Turquía, el puente de la región balcánica con Oriente Próximo, se encuentra en la primera línea del acoso internacional al Irak de Sadam Husein. Yugoslavia, finalmente, atraviesa la crisis más grave de su historia, que cuestiona su supervivencia como Estado unitario.

Democratización

La democratización, aunque aún en su fase inicial, en Rumania y Bulgaria ha restado tensión a algunos de los problemas de la región. El factor de desestabilización regional que suponía la política de Nicolae Ceausescu desapareció con el dictador. La tensión entre Bulgaria y Turquía también ha menguado, tanto por el cese de la represión oficial de la mino ría turca búlgara como por el fin de la política de enfrentamiento entre las dos alianzas militares, la OTAN y el Pacto de Varsovia, que tenían su única frontera balcánica entre estos dos países.

El proceso de descomposición de Yugoslavia, muy acelerado desde la última cumbre balcánica, plantea ingentes peligros para toda la región. Albania, Bulgaria y Rumania tienen largas fronteras con Yugoslavia y se verían implicados, de una forma u otra, en un conflicto entre las etnias yugoslavas.

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Pero Yugoslavia no es el único foco potencial de desestabilización regional. Bulgaria y Rumania, con sus economías en absoluta postración y duros programas gubernamentales de reestructuración ante sí, son dos escenarios muy probables de graves conmociones sociales en los próximos meses.

Rumania ha presentado ya en varas ocasiones la propuesta de creación de un Consejo de Seguridad de los Balcanes en el que, con los mecanismos propios de la CSCE, se pudieran dirimir los conflictos de esta región, conflictiva como pocas.

La idea ha sido bien recibida por los otros países participantes en la cumbre de Tirana, pero "no está suficientemente madurada", según opinan medios diplomáticos balcánicos no rumanos. Todos coinciden, sin embargo, en que sólo se podrá establecer un marco efectivo de cooperación balcánica cuando haya quedado claro el futuro dé Yugoslavia.

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