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Soldados israelíes causan una matanza de palestinos ante las mezquitas de Jerusalén

El Ejército israelí mató ayer al menos a 21 palestinos e hirió a 300 en la explanada de las mezquitas de Jerusalén, en el más sangriento incidente desde que, hace casi tres años, estalló la Intifada, la revuelta de las piedras contra la ocupación de Cisjordania y Gaza. La matanza se produjo en uno de los lugares más santos para musulmanes, árabes y judíos, ante las mezquitas de Al Aqsa y Omar y sobre las ruinas del antiguo templo de Salomón, cuyo único vestigio es el Muro de las Lamentaciones. Los enfrentamientos se produjeron cuando los soldados reprimieron indiscriminadamente una manifestación sobre cuyo origen disputaban ayer las dos partes en conflicto.

Por primera vez desde que Irak invadió Kuwait, en la madrugada del pasado 2 de agosto, la atención informativa en Oriente Próximo se desplazó desde la zona del golfo Pérsico, donde hay peligro de guerra abierta, hacia el conflicto palestino-israelí, cuya solución insiste en asociar Sadam Husein a cualquier salida pacífica a la crisis.La matanza se produjo ante la mezquita de Al Aqsa, la misma ante cuyas puertas fue asesinado, en 1951, el rey Abdulá, abuelo de Hussein de Jordania, y a pocos metros de la mezquita de Omar, donde se encuentra la piedra del sacrificio de Abraham. Según las fuerzas de seguridad israelíes, los palestinos provocaron el incidente al lanzar piedras a centenares de judíos que rezaban ante el Muro de las Lamentaciones.

De acuerdo con esta versión, la utilización de gases lacrimógenos y fuego real por parte de las fuerzas de seguridad enardeció a los manifestantes, que incendiaron una comisaría de policía. Al parecer, 14 guardias de fronteras, un número indeterminado de fieles judíos y un turista fueron heridos a pedradas.

Sin embargo, la totalidad de los muertos son palestinos. Portavoces de éstos y testigos presenciales atribuyen el estallido a la provocación de miembros de la secta judía de extrema derecha Fieles del Monte del Templo, que convocó una manifestación para exigir la soberanía israelí de la zona y la reconstrucción del templo de Salomón en su emplazamiento originario. Según el primer ministro israelí, Isaac Shamir, Irak no es ajeno a los incidentes.

La noticia de la matanza provocó de inmediato protestas en los territorios, ocupados por Israel desde 1967 y enérgicas condenas de diversos países. El Gobierno español difundió una nota en la que indica que "condena y lamenta" los incidentes. El presidente francés, François Mitterrand, manifestó que los sucesos de Jerusalén ponen de relieve la necesidad de organizar una conferencia internacional. El ministro de Exteriores británico, Douglas Hurd, abogó por cerrar esta "disputa envenenada". Por su parte, la OLP reclamó una reunión urgente del Consejo de Seguridad de la ONU.

Entretanto, en Bagdad, el rector de la Universidad Complutense, Gustavo Villapalos, miembro de la delegación no gubernamental española que se encuentra en la capital iraquí, afirmaba que "la decisión sobre la liberación de varios de los rehenes españoles en Irak está ya tomada". Villapalos confía en que Sadam Husein anuncie en las próximas 48 horas esta decisión por televisión. Sin embargo, puntualizó: "No estoy muy seguro de que los 15 rehenes sean liberados. Hasta ahora, Irak no ha puesto en libertad a todos los rehenes de un solo país".

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Editorial en la página 14

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