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GENTE

Iván Vrachev

Último superviviente del acta de creación de la URSS

Milagros Pérez Oliva

A Iván Vrachev la rehabilitación le está llegando un poco tarde y algo parca, pero está llegando al fin, cuando ya ha cumplido los 92 años y es el último superviviente de los firmantes del Acta de Constitución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, tras la Revolución de Octubre de 1917, en nombre de la República de Georgia. Fue un destacado dirigente del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS) hasta que su espíritu crítico le llevó a unirse al movimiento impulsado por Trotski.Ahí se acabó su buena estrella. Expulsado del partido, de poco le sirvió hacer renuncia pública de su disidencia. El asesinato de Kirov, presidente del sóviet de Leningrado y estrecho colaborador de Stalin, desencadenó en 1934 los procesos de Moscú contra la oposición trotskista, y Vrachev fue enviado a Siberia. Enrolado en el ejército soviético como soldado raso, participó en la II Guerra Mundial con entusiasmo suficiente como para ascender y ser condecorado, pero tampoco le valió de mucho: terminada la guerra volvió a ser arrestado de nuevo y condenado a 25 años de trabajos forzados.

No llegó a cumplirlos. En 1956 fue rehabilitado, pero sólo a medias, porque se le liberó pero no se le permitió entrar de nuevo en el partido, de modo que pasó el resto del tiempo en el ostracismo, trabajando en las ocupaciones más irrelevantes y malviviendo en una habitación de casa comunal con su esposa, Rebecca Voguslasvkaia, hija de un trotskista fusilado por sus ideas y viuda de otro desaparecido del que en los archivos oficiales constan dos fallecimientos, uno en 1937 y otro en 1942.

El testimonio de Vrachav, sin embargo, era muy valioso; así que durante los últimos 25 años ha colaborado con el Instituto de Marxismo y Leninismo, aunque siempre de incógnito, sin firmar uno solo de los artículos que escribía.

Todo cambió un día. En 1987, cuando estaba a punto de cumplir 90 años. Con el viento favorable de la glasnost, la revista Ogoniok publicó un artículo sobre él. Prisionero del tiempo se titulaba. "No podía creerlo. Inmediatamente comenzaron a llegar a mi casa cientos de cartas de todas partes de la URSS, de gente que me brindaba su amistad".

Pero no fue sólo. solidaridad lo que el artículo desencadenó. Vrachev recibió pronto la llamada de algunos organismos que nunca se habían acordado de él: "¿Y cómo es que vive en una casa comunal"?. Inmediatamente tuvo un apartamento de dos habitaciones. "¿Y cómo es que tiene una pensión corriente?" (72 rublos al mes), le dijeron del ente local de pensiones. "Usted tiene derecho a una pensión personal".

Palabra mágica. La pensión personal no es sólo más alta; con ella podía tener viajes y vacaciones gratis, acceso a las tiendas cerradas, ciertos privilegios. Pero el cambio en la URSS avanza a trompicones: "Cuando ya me la iban a dar, se dieron cuenta de que había sido un militar de graduación y que el organismo competente es elestatal. Y en éste lo que cuenta, todavía, es que seas miembro del partido. Y yo no lo soy".

A sólo ocho años de cumplir la centuria, Vrachev no está dispuesto a tirar la toalla. Invitado por la Liga Obrera Comunista, el viejo líder que colaboró con Lenin está ahora en Barcelona. Enérgico y batallador, se declara firme defensor de la perestroika y lucha por un sistema democrático para la URSS, pero socialista, no capitalista: "Porque aún hay diferencias".

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