Koeman llevó al Barcelona a la goleada
El Barcelona despachó con siete goles un partido que en su inicio llegó a tener visos de tragedia. Núñez y Cruyff se pasaron media semana anunciando la complejidad del encuentro, mientras que los jugadores azulgranas presagiaban una goleada similar a la que obtuvo el Real Madrid ante el Odense, quizá para demostrar a su afición -"esa gente demasiado derrotista y que parece tener morbo por la derrota", en palabras de Bakero- que deben continuar confiando en su equipo. El mérito de los barcelonistas estuvo en la simplicidad con la que atropellaron a un rival que consiguió marcar en su primer remate a puerta.Transcurría el minuto seis y Hami, en posición dudosa, cogió un balón por la banda derecha, progresó hacia el primer palo, sentó a Serria, encaró a Zubizarreta y largó un zurdazo que se coló por toda la escuadra. Núñez y la hinchada se acordaron del Metz. "¡Ahora hay que meter tres!", se lamentaba un socio desesperado (el Barcelona perdió en Trabzon por 1-0), mientras los periodistas turcos tiraban los teléfonos por los suelos de alegría.
Y entoces emergió Ronald Koeman y sentenció el encuentro y la eliminatoria de la Recopa en un cuarto de hora. El holandés inició la jugada del primer gol, regaló el segundo y marcó el tercero, el cuarto y el sexto.
Hubo tiempo para contemplar todos los recursos de que dispone Koeman. Es un consumado especialistalen los lanzamientos a balón parado (en el tercer gol dobló las manos de Petronovic en falta desde fuera del área y posteriormente transformó con simplicidad el penalti), dispone de una tremenda habilidad para jugar la pelota al hueco con sus largas diagonales (entregó el segundo gol a Amor) y, además, evidenció que es el más listo del grupo. Sucedió en el minuto 41. Stoichkov le dio un balón retrasado ante la salida de la defensa turca en busca del fuera de juego. Koeman controló el balón, se hizo un autopase elevando el esférico por encima de toda la defensa, se metió entre la zaga rival y cuando el portero iniciaba su salida, le picó el cuero. Fue un golazo que provocó el delirio de la grada y marcó el partido y la goleada.
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