_
_
_
_
RELIGIÓN

Los obispos del sínodo,frustrados por la manipulación de sus intervenciones

Juan Arias

Cardenales y obispos presentes en el sínodo que debate en el Vaticano la formación del clero católico ante la presencia de Juan Pablo II están enfrentándose públicamente, y algunos de ellos han denunciado ayer la "frustración y desilusión" que están viviendo a causa de la manipulación que se hace de sus intervenciones.

El cardenal brasileño Aloisio Lorscheider, que habló en nombre de todos los obispos de América Latina, denunció el estado de frustración y desilusión de muchos de los participantes en el sínodo por tres motivos fundamentales: por la "falta de seriedad" -ya que no se reflejan fielmente, dijo, las propuestas que ellos hacen-; porque no existe información seria y puntual de los trabajos del sínodo, y porque a quienes más interesaría lo que en el sínodo se está debatiendo, al pueblo de Dios y a la opinión pública, les llega todo filtrado y cuando ya ha perdido actualidad e interés.Los obispos norteamericanos han pedido que se dé poder decisorio al sínodo, algo que se le ha negado sistemáticamente en sus 25 años de existencia, a la vez que la Asociación Mundial de Sacerdotes Casados ha pedido que el sínodo no meta la cabeza bajo el ala y tenga el coraje de debatir el tema de los sacerdotes casados y el de la participación de la mujer en el sacerdocio.

El cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe (ex Santo Oficio), abrió el fuego denunciando que la crisis actual del clero es producto de la teología católica que aceptó, tras el Concilio Vaticano II, la visión protestante, sobre todo en lo referente a la interpretación de la Biblia, lo que ha llevado al. sacerdocio católico, dijo, a perder su carácter sacral y a una división entre el templo y el mundo.

El anciano cardenal holandés Johannes Willebrands, paladín desde los tiempos del Concilio Ecuménico, respondió a Ratzinger afirmando que no es justo condenar en bloque la modernidad y que la "nostalgia de la Edad Media" suele ser más bien una máscara para camuflar la realidad. Según Willebrands, la palabra descristianización, usada en clave negativa por el cardenal Ratzinger, puede significar también el paso de una "religiosidad convencional y conformista" a una religiosidad "madura y de convicción personal".

Los representantes de la Asociación Mundial de Sacerdotes Casados han echado leña al fuego recordado que son ya 80.000 los curas que han abandonado los hábitos, y han acusado a Ratzinger de haber traicionado el Concilio Vaticano II, al mismo tiempo que han pedido a los obispos que no se dejen amordazar y que, como muchos de ellos les han prometido, planteen el problema del celibato obligatorio y el del sacerdocio femenino.

Omisión de lo más interesante

Otros obispos se han quejado de que se convocan demasiados sínodos sin tiempo para digerirlos y aplicarlos, y de que, al no ser el deliberativo, al final en el documento redactado por el Papa suelen quedarse fuera, las propuestas más interesantes.Como respuesta a todo ello, ayer el relator del sínodo designado por el papa Wojtyla, el conservador brasileño Lucas Moreira Nieves, anunció que el sínodo no podrá debatir ni el tema de los curas casados ni el del sacerdocio de la mujer. Y presentó la imagen ideal del cura moderno, quien no debe ser, dijo, "un embrión de hombre", sino uno capaz de aceptar una "castidad gozosa", ya que los sacerdotes de hoy, subrayó, "están expuestos a tentaciones fortísimas en el campo sexual" y amenazados también por "el comercio pornográfico". El Papa, tras la intervención, afirmó que estas palabras habían "encendido su corazón"

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_