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La emigración española se mantiene bajo mínimos, según el último informe de la OCDE

España ha dejado de ser el país que se distinguía por enviar fuertes contingentes de emigrantes al exterior, y, por el contrario, ahora recibe miles de inmigrantes -no activos en su mayor parte- de países desarrollados, según consta en el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre Las grandes tendencias de las migraciones internacionales.

En 1988 tan sólo emigraron con contrato de trabajo fijo 1.950 españoles, mientras que regresaron 22.000 emigrantes. El número de extranjeros residentes en España era en esa misma fecha de 364.000.En el informe de la OCDE, publicado recientemente, se recoge que en 1988 -último año analizado- tan sólo 450 españoles obtuvieron contrato fijo de trabajo en Europa y otros 1.500 se asentaron en el resto de los continentes. Mientras que los emigrantes españoles que marcharon a Europa (especialmente a Suiza, en un 82%, y a Francia, en un 17%) se sintieron atraídos por el trabajo en hostelería, la emigración destinada a países no europeos se componía de personal cualificado y técnicos en el sector de la construcción y de la industria.

De las 1.500 personas que emigraron en 1988 a países no europeos, el 60,5%. se dirigió a África y el Oriente Próximo; el 14,5%, a Asia y Oceanía. El resto fue al continente americano, y más concretamente a Ecuador, Perú y Argentina.

Casi la mitad de los españoles que emigraron a Europa proceden de Galicia. La emigración temporera hacia Europa -contratos superiores a tres meses e inferiores a un año- se elevó a 14.200. Por otra parte, 50.000 trabajadores temporeros marcharon a Francia para la campaña de la vendimia o de otros trabajos agrícolas. La mayor parte de los emigrantes que vuelven procede de Francia, Suiza y la República Federal de Alemania. En menor medida regresan le emigrantes de Venezuela, Estados Unidos y Argentina.

Brusco aumento

"El número de extranjeros residentes en España ha conocido un brusco y rápido aumento en los años ochenta", se afirma en el informe. En diciembre de 1988, el número de residentes extranjeros en España ascendía a 364.000, lo que supuso un aumento de un 7,5% más que el año anterior. Según los datos disponibles, la mayor parte de la población inmigrada a España no se concentra en las regiones industrializadas, sino en las turísticas -en torno a los servicios- y en las grandes metrópolis.

En 1980, más del 70% de los extranjeros se concentraban en zonas turísticas, como las Baleares, Málaga, Alicante, Canarias y en Madrid y Barcelona.

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