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Reportaje:

Voluntarios a ciegas

Denuncias por información inadecuada a los soldados que cobran al hacer la 'mili"

Ana Alfageme

"Acabó harto de la milí. Es lo que Sonia cree que le ocurrió a su novio, Jesús Seguí, para dispararse un tiro en su cuartel madrileño, el 6 de septiembre. Jesús, de 19 años, había sido expulsado del voluntariado tras varios arrestos y un mes en prisión. Ganaba 47.000 pesetas almes y debía cumplir tres años de servicio. La familia quiere que se investigue lo que pasó durante sus dos años en el Ejército. La Oficina del Defensor del Soldado cree "inducida" esta muerte y que no se informa adecuadamente a los aspirantes de este tipo de servicio, que cuenta con 22.500 hombres, un 9% de la tropa.

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Jesús, hijo de un trabajador de la lonja de Huelva, se apuntó en 1988, con 17 años, al voluntariado especial "porque no encontraba trabajo", dice su novia. Quería ser maquinista. En Santander, adonde fue destinado, conoció a Sonia, y comenzó a tener problemas. Su compañero Manuel Alfonso García Gutiérrez, también expulsado, dice que al principio los arrestos de los dos eran justificados por "llegar tarde a la formación o falta de uniformidad", por ejemplo.Lo que más le marcó fue una estancia en la prisión militar de Burgos, en las navidades de 1989. Desde allí, Sonia recibió cartas en las que ya Jesús se planteaba el suicidio. Un junio de este año lo expulsaron. "¡Qué putada!", le dijo a ella. "No sé si aguantaré". Jesús pasó a engrosar el 1,5%. de casos de rescisiones de contrato, por mala conducta -su caso- u otras razones, coma lesiones o enfermedad, o no superación de pruebas de aptitud. Lo encontraron agonizante en un cuarto de armamento en el que se había encerrado, una vez terminado el servicio.

Su compañero Manuel Alfonso, de Luanco (Asturias) hijo de un metalúrgico, ingresó en el voluntariado al mismo tiempo que Jesús, "para tener un puesto de trabajo". En diciembre de 1989 le expulsaron y asegura que desconocía que, en caso de exclusión, debería cumplir por la vía ordinaria los tres años de mili que había firmado. Una crisis nerviosa le ha excluido durante dos años del Ejército.

Fernando Sobral, madrileño de 20 años, lleva un mes y poco más fuera del Ejército. No quiere saber nada de él. Se metió en el voluntariado "por esa ilusión de pegar tiros, aprender un oficio". Había tenido arrestos justificados "por borracherillas y así". "Me desengañé, el soldado allí es el último mono y lo utilizan para todo. Nadie me dijo que el entrenamiento era con una escoba", asegura, "la propaganda es un engañatontos". Después de cumplir 20 meses de mili, causó baja. "Me rescindieron el compromiso en empleo y sueldo, no en tiegipo de permanencia en filas". Tuvo que cumplir los 16 meses de mili que le quedaban en el mismo régimen del servicio militar obligatorio. Acudió a la ODS y al Defensor del Pueblo y acabó concluyendo que legalmente no se puede hacer nada.

La Oficina del Defensor del Soldado (ODS), entidad privada que asesora a los jóvenes sobre la mili, ha denunciado la falta de información. "La publicidad incide en el trabajo durante la mili y en la posibilidad de aprender un oficio. No saben lo que firman, tienen acceso al contrato en el momento de firmarlo y no se quedan copia. Si se les rescinde, pierden su destino y su sueldo, pero deben seguir haciendo el servicio militar en régimen ordinario, por los años que han firmado y cobrando 945 pesetas al mes", asegura Carlos García, director de la oficina.

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No te quedes parado, empieza a trabajar, es el lema de la campaña publicitaria de este año que cuenta con 15.000 plazas, de las que ya están cubiertas 10.000 porque "lo más atractivo para el aspirante, casi en la adolescencia", según el comandante Ricardo Pardo Camacho, portavoz de Defensa, "es el trabajo".

En el tríptico informativo se habla de un compromiso de permanencia, pero nada de la baja voluntaria, ni de que, en caso de mala conducta, se deba cumplir, tras la expulsión, el servicio militar ordinario durante los 18 meses o tres años que se hayan firmado. Pardo Camacho cree, sin embargo, que los voluntarios están suficientemente informados y que no cabe hablar de contrato, "sino de compromiso de permanencia en el Ejército, ya que el voluntariado es una forma de hacer el servicio militar y uno no puede marcharse".

Sobre la firma

Ana Alfageme
Es reportera de El País Semanal. Sus intereses profesionales giran en torno a los derechos sociales, la salud, el feminismo y la cultura. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactora jefa de Madrid, Proyectos Especiales y Redes Sociales. Ejerció como médica antes de ingresar en el Máster de Periodismo de la UAM y EL PAÍS.

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