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Etica política, dicen...

Opina el autor del artículo que la clave en cuanto a la valoración final del llamado salario social es discernir si se trata de una "limosna" que trata de comprar la paz social o, por el contrario, se concibe como una inversión que cree las condiciones de reinserción paulatina de los menos afortunados.

Se cuenta que cuando Vaclav Havel, dramaturgo-presidente de la Checoslovaquia democrática, se entrevistó con Jacques Chirac, jefe de la oposición democrática francesa, le dijo: "... ustedes no hablan nunca de moral...".Nosotros, que sabemos lo que es bueno, tampoco hablamos de moral, hemos encontrado una palabra más grande, mejor, más sabrosa: nosotros tenemos ética. Tenemos ética porque tenemos autonomía(s), y harto sabido es que la autonomía es una manera de integración de la ley, es lo que permite precisamente hablar de ética.

Poco importa el que nos digan que, en política, el bien de la ciudad se rige por la ley de la oportunidad; también lo sabemos, lo sabemos desde El príncipe, de Maquiavelo; da igual, a nosotros nos gusta hablar del bien y del mal, y al decir que existe una ética política podemos comentar en las tertulias quiénes son buenos y quiénes son malos, quiénes tienen ética y quiénes no la tienen.Ayudas del Estado

Si pudiéramos salir de las tertulias para comprometernos de manera agente en las cosas de la ciudad, podríamos pensar en esta noción de oportunidad y salvaguardar en su seno, al menos, una parte del interés del ciudadano.

Nosotros, que hemos aprendido con la historia que el único marxismo frecuentable es el de Groucho, sabemos que no se pueden mantener los puestos de trabajo a costa de ayudas del Estado, a costa del derrumbamiento y de la falta de competitividad de las empresas, etcétera; hemos aprendido en estos años de crisis lo que vale un peine. Salimos de la dictadura, logramos la transición democrática, nos liberamos del Movimiento, inventamos la movida e incluso la superamos, conseguimos el crecimiento, transformamos la universidad, protestamos e ingerimos los cambios con facilidad. Lo mismo que sabemos, porque nos lo han explicado, que la reconversión industrial trae consigo una escoria de paro, un paro endémico que se reabsorberá poco a poco, si logramos aumentar el nivel de estudios del conjunto de los ciudadanos.

Era necesario que lleváramos a cabo esa reconversión ese progreso, y sólo lo podía hacer un Gobierno socialista; con un Gobierno conservador hu biera sido insoportable.

No podemos decir que fuera bueno; era oportunamente indispensable. Pero ahora nos las vemos con mucho paro, y por ser el Gobierno socialista, también es oportuno que lleguemos a un tratamiento social de la miseria: el salario social de reinserción.

Aquí se nos plantea una cuestión que va más allá de lo oportuno y que no podemos soslayar con consideraciones éticas que, como acabamos de decir, tienen que ver con la integración subjetiva de la ley, es decir, con el deseo de un sujeto; lo tenemos -que resolver con- una moral política que, además de asegurar la gestión de la ciudad, sea capaz de concebir un proyecto de sociedad para el conjunto de los ciudadanos.

La solución no puede ser sólo técnica y presupuestaria, las cifras no dan nécesariamente un resurgir de la esperanza social, y nuestro problema es saber cómo mantener esta esperanza en más de un millón de personas de quienes sabemos que nunca adquirirán el savoirfaire necesario para reinsertarse en la industria tal y como la hemos transformado.

Tenemos que decidir si el salario social funcionará como una limosna que compre la paz social, o como una inversión oportunamente indispensable que cree las condiciones de posibilidad de una reinserción paulatina de los menos formados de nuestros ciudadanos.Un proyecto claro Ello requiere un proyecto claro y que no se resume en el cálculo presupuestario del salario social.

El salario social sólo tiene sentido si es el colofón de un plan articulado deformación y resocialización.

Formación de los técnicos medios que asegurarán lo esencial del desarrollo industrial venidero. Técnicos que no necesi tan cinco años de carrera para ser operativos, sino una formación puntiaguda y adaptada a las necesidades de la empresa.Resocialización, porque antes de entrar de nuevo, en el mundo del trabajo se trata de lograr que los beneficiarios de un salario social aprendan poco a poco a integrar una moral del trabajo tras la moral de la asistencia a la que se han ido acostumbrando. Que integren de nuevo la necesidad de levantarse por la mañana, de lavarse y de vestirse, que vuelvan a sentir y a exigir la estima de sus conciudadanos, que aprendan a creer de nuevo en su porvenir, en que hay un porvenir, pues eso es lo que podemos llamar una esperanza social.

Antes de gozar de unos subsidios que nunca serán suficientes, se trata de atribuirles una misión en la que puedan creer.Ética política dicen. .. Antes de juzgar lo bueno de un acto lo tenemos que comparar al contenido de un designio. Un designio político que se inscriba en términos de proyecto en nuestra realidad social cotidiana.

Ese proyecto, que existe, no puede ser solamente objeto legislativo, o fruto de una decisión política de los gobernantes. El problema que hoy se plantea ante el peligro de la desesperanza social es el de la colaboración de los ciudadanos. Se trata de recuperar el compromiso político individual no ya en términos de lucha contra la injusticia: ¿contra quién luchar?, sino como participación moral activa en un proyecto de sociedad que depende de cada uno de nosotros.

es doctor en Ciencias Sociales y Psicológicas y ejerce como psicoanalista en Burdeos.

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