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Los refugiados de Renfe

Más de 4.000 viajeros, retenidos toda la noche en las estaciones al cortar la lluvia la vía en Toledo

Para los usuarios, la culpa la tiene Renfe. Para Renfe, la gota fría. Más de 4.000 viajeros del ferrocarril permanecieron retenidos la noche del domingo en Alcázar de San Juan, Manzanares (Ciudad Real), Aranjuez, Pinto y Ciempozuelos (Madrid) tras anegarse la vía a la altura de, ironía de las nubes, Villasequilla (Toledo). En Alcázar de San Juan hubo un fin de fiestas imprevisto: una cola de cientos de personas que esperaban unos anunciados autobuses que no llegaban; viajeros refugiados en bares y centros benéficos que pugnaban por un café caliente, un bocadillo o una manta; una policía temerosa de que se desbordara la masa humana, y ancianos asistidos de mareos o jaquecas.

María Victoria cogió con prevención el pasado domingo en Alicante el Talgo con destino a Madrid. El tren había llegado a Alicante a las 15.15, con dos horas de retraso. Esta demora se compensó con una rápida e insuficiente limpieza del tren. "El tren iba lleno de familias con niños y de ancianos, todos cargados de maletas. Parecía un fin de vacaciones". A las 16 horas arrancó el tren.Al aproximarse a Alcázar de San Juan "los campos estaban anegados; se notaba que había caído una tromba; en paralelo a la vía, discurría una avenida de agua". "Madre lo que ha caído", pensó la viajera. Su inquietud se incrementó cuando el tren se detuvo a las 19.30 en Alcázar de San Juan, punto don de la línea férrea se bifurca para unir Madrid con Levante y Andalucía. "Se veía mucha gente en los andenes y mucho tren parado."

La mayoría de los 20 trenes retenidos, en su mayoría de largo recorrido y con destino a Madrid, y de sus casi 4.000 pasajeros, se hallaban atrapados en esta localidad, aunque también en Manzanares, Pinto, Aranjuez y Ciempozuelos. Los viajeros añadirían una experiencia imprevista a sus vacaciones: sienta los sinsabores de ser refugiado sin viajar al Golfo Pérsico.

El tráfico, cortado 17 horas

A las 20 horas, la megafonía invitó a descender del tren y tomar una consumición por cuenta de Renfe. A esas alturas acudir a la cafetería abarrotada de refugiados suponía una toma de la Bastilla. "Era imposible acercarse a la barra. Y, cuando lo conseguías, no había bocadillos, ni nada". Agua no faltaba ni en la cafetería, ni en Villasequilla (Toledo), donde el tráfico estaba cortado desde las 15.10 horas del domingo. La circulación sólo pudo ser restablecida a las 8 horas de ayer.

La tromba había arrastrado la capa de grava que sustenta las vías y había dejado las traviesas al descubierto, por lo que existía un grave riesgo, de descarrilamiento. María Victoria se queja de que cuando el Talgo abandonó Alicante, Renfe ya sabía que no alcanzaría puntualmente su destino, ya que la línea férrea estaba cortada des de una hora antes, hecho que no fue comunicado. "De haber lo sabido, habría buscado otro medio de transporte".

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A las 21 horas, Renfe ofrece unos autobuses que "Ilegarían en minutos". A los viajeros se les ruega abandonar el tren y si tuarse en la cola formada en el exterior de la estación.

"Salgo y me encuentro con una marea humana. Era una cola de personas aguardando el autobús cuyo fin no se divisaba". Los minutos se convirtieron en horas. Cientos de personas esperaban a pie firme ante la estación mientras su paciencia era puesta a prueba por los inevitables listillos que se colaban en la cabeza, los correteos de los niños, el frío y la renuncia a orinar para no perder el puesto. Las 150 mantas que repartió Cruz Roja mal podía cubrir este ciempiés humano. La policía intentaba mantener el orden e identificar a los primeros de la fila para evitar desórdenes.

A las 2.20 horas, María Victoria admitió la oferta del director del centro municipal de servicios sociales, donde, con otras decenas de viajeros halló cobijo, calor y algo de comida. Para entonces, según su versión, sólo habían llegado tres o cuatro autobuses de Renfe, migajas frente a más de 3.000 viajeros allí atascados.

Entretanto, 25 miembros de la Cruz Roja atendían a los refugiados. Los ancianos, fundamentalmente, fueron presas de mareos y dolores de cabeza por la inesperada aventura nocturna. Los niños fueron evacuados en coches políciales a lugares protegidos del frío.

Citas con el médico

Un diabético hubo de recibir urgentemente su dosis de insulina. Algún viajero, que contaba con ser operado o someterse a una revisión médica al día siguiente, temía faltar a su cita con el quirófano o con su facultativo. Un hombre de negocios comentaba que en cuanto llegara a Madrid tendría que regresar inmediatamente. El intercambio de Prensa y de cuanto entretuviera la espera proliferó. Las revistas del corazón pasaron de mano en mano. Tres ambulancias sirvieron de refugio para los mas mayores, donde eran atendidos a la espera de que llegara el autobús. "Las soluciones no las dio aquella noche, Renfe, sino la gente, que improvisó medidas para solucionar los problemas del frío y del hambre", se queja María Victoria. A las 6.20 ho ras del lunes le llegaba el turno de embarcar en un autobús. Cuatro horas más tarde, llega ba a la estación de Chamartín, en Madrid. En total, 18 horas para cubrir un trayecto Alicante-Madrid programado en unas cuatro horas. Cuando pisó la estación de Chamartín intentó presentar una reclamación contra Renfe, pero decidió aplazar la a la vista de que también ha bía cola para hacerlo. No obstante, otros viajeros, que aún aguardaban el autobús de Renfe cuando ella se acomodó en su autocar, se hallan mejor si tuados para un eventual guinnes del retraso.

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"Atendidos, mal o bien"

Renfe explica que 3.600 viajeros fueron co nducidos a sus respectivos destinos en autobuses, pero ignora qué suerte corrieron esos más de cuatrocientos cuyo traslado no cubrió. Un portavoz de la compañía explica que se hizo cuanto se pudo y que, mal o bien, todos los viajeros estuvieron atendidos. Renfe aduce que se contrataron 60 autobuses, pero que tardaron en llegar por el mal estado de las carreteras."Los trenes estaban climatizados y muchos viajeros se quedaron viendo vídeos. Y, por cuenta de Renfe, comieron en restaurantes o bares, o recibieron bolsas de comida. Contratamos taxis para quienes tenían que estar en Madrid a una hora determinada para coger un vuelo y reservamos plazas en el hotel Chamartín de Madrid, que se llenó".

Según el portavoz, Renfe actuó correctamente. Más de un viajero no comparte esta impresión y recuerda cómo el servicio de cafetería le cobró religiosamente dos plum-cakes y mal pudo disfrutarse de vídeos ni de calefacción, ya que se invitó al pasaje a abandonar el tren, en espera de un autobús que tardó once horas en acudir. Durante 17 horas, un total de 20 trenes de largo recorrido y tres unidades regionales se vieron afectados por el corte, según un portavoz de la compañía. Alrededor de 4.000 pasajeros quedaron bloquedaos en las estaciones de Aranjuez y Pinto, en Madrid; y Manzanares y Alcázar de San Juan, en Ciudad Real. En Alcazar llegaron a concentrarse unos 3.000 viajeros.

Las existencias de las cafeterías de los trenes y de los establecimientos próximos a la estación se agotaron, por lo que Cruz Roja tuvo que repartir alimentos. Renfe asegura que sólo pudo contratar 60 autobuses (26 en Madrid, 23 en Córdoba, 6 en Baeza y 5 en Albacete) para trasladar a los viajeros hasta sus puntos de destino. Un número de personas no determinado se vio obligado a pasar la noche del domingo al lunes en sus butacas de los Talgo e Intercity que quedaron bloquedos.

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