"La infraestructura en marcha sólo cubre los mínimos para 1992"
Pregunta. Hasta ahora, las principales críticas se han centrado en la falta de proyectos de equipamientos. A 14 meses de que Madrid sea capital europea de la cultura, y a la vista de los planes en marcha, ¿cree suficientes las dotaciones con que contará Madrid en 1992?Respuesta. En mi opinión, la situación actual de las infraestructuras culturales es floja. Con los proyectos previstos se van a cubrir los mínimos, pero no se va a pasar ni un pelo de eso. Madrid no tiene teatros, sino teatritos. No va a haber ópera, porque hasta final de 1992 no van a estar terminadas las obras del teatro de la Ópera. Las orquestas sinfónicas y las compañías de ballet extranjeras no tienen sitio donde actuar, pues el Auditorio Nacional es la sede de la Orquesta Nacional, que allí ensaya y trabaja. No sirve decir que se pueden programar conciertos a las once de la noche, porque a esa hora no pueden hacerse conciertos.
P. ¿Qué hace el consorcio para paliar esta situación?
R. El consorcio no es el Ministerio de Obras Públicas ni el de Cultura o el de Educación. En Madrid debería desarrollarse algún proyecto de Estado, pero la creación de infraestructura está fuera del cometido del consorcio. No se puede confundir la laborencargada al consorcio con la organización urbanística de Madrid, que es una labor que corresponde a otras instituciones.
P. ¿Entonces se siente pesimista sobre la celebración madrileña?
R. En absoluto. Madrid es ya una ciudad con una gran dotación cultural. Tenemos el Museo del Prado, la sede de la Orquesta Nacional o el Centro Reina Sofía, y se celebran festivales como el Internacional de Teatro y el de Otoño. No es el desierto. Lo que el consorcio va a pretender es que toda esa actividad quede bien coordinada y plantear proyectos urbanos concretos.
Proyectos y actividades
P. En concreto, ¿qué actividades se preparan para Madrid 92?R. Entre los diversos proyectos en marcha se encuentran los ciclos que tendrán como motivos la hora española, la hora europea y la hora iberoamericana, en las que se tratará específicamente la situación de España, Europa y América a través de ciclos musicales, exposiciones y tribunas en las que se analicen temas como el mundo árabe, sefardí e iberoamericano, el futuro de Europa y el de la humanidad, con vistas al milenio que empieza. Sólo el programa musical de todo el año costará 500 millones de pesetas. Además queremos poner en marcha iniciativas como la de llevar a jóvenes y ancianos, en viajes subvencionados, a las que antes han sido capitales culturales de Europa antes. Precisamente en el tercer cuatrimestre queremos desarrollar el programa Capitales culturales en Madrid, consistente en que Atenas, Florencia, Amsterdam, Berlín, París, Glasgow y Dublín muestren aquí su música, su moda o su gastronomía, con la idea de que se establezcan lazos que perduren.
P. Se ha referido a ciertos proyectos urbanos que el consorcio pretende desarrollar. Cuáles son y qué presupuesto tienen?
R. Creemos que en Madrid deben acometerse cuatro proyectos. El primero es un auditorio polivalente de música, con un centro de exposiciones, donde puedan actuar las grandes orquestas y las compañías de ballet. En mi opinión, este centro debería estar en la confluencia de la calle de San Francisco de Sales con la avenida de Pablo Iglesias, e incluso ya contamos con dibujos del edificio. Otro proyecto es la conversión de la antigua estación de Atocha en un invernadero de América, que puede ser inaugurado por los jefes de Estado que acudan a los Juegos Olímpicos. Este museo verde, que podría tener fuentes y esculturas, se completaría con tiendas relacionadas con las plantas y restaurantes dietéticos. El tercer proyecto es informatizar la venta de entradas. Las colas ya no pueden existir y hay que conseguir que puedan comprarse con tarjetas de crédito. Un último proyecto es conseguir una señalización que indique las fechas de construcción de los principales edificios y su autor; que identifique los lugares históricos, las casas en las que vivió gente Ilustre, el nombre de las iglesias, así como un cambio de la acústica en puntos como el aeropuerto, el metro o las estaciones. Para ello esperamos contar con la colaboración de las entidades madrileñas y las grandes empresas, que a cambio de contrapartidas de tipo fiscal deben volcarse en Madrid. Hay ya empresas dispuestas a correr con la construcción del auditorio a cambio de que su nombre quede ligado al edificio.
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