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Entrevista:

"La vida politíca está hoy al pil-pil"

Luis R. Aizpeolea

Pregunta. El País Vasco está en vísperas de unas nuevas -elecciones autonómicas. ¿Qué perspectivas existen desde su partido para renovar el pacto PNV-PSOE? ¿O va a producirse un cambio de alianzas?Respuesta. Es difícil decirlo porque, al fin y al cabo, la última palabra la tiene el voto. Todos decimos que todas la posibilidades están abiertas, pero a lo mejor el voto cierra alguna. Después dependerá también de la capacidad de negociación de cada partido, Al final, lo que cuenta es con quién puedes cumplir mejor tus objetivos y quién te ofrece mejores garantías para ello, y máxime en una legislatura como ésta, con el caballo de batalla del 92 en puertas.

P. ¿Cuáles son a su juicio esos objetivos prioritarios?

R. Hay una serie de temas de orden económico, industrial y de infraestructura que siguen siendo urgentes. A partir de un acuerdo sobre ellos es donde se decidirá qué combinación de gobierno sale. Lógicamente, iba a decir que hasta por respeto al elector, no puedo adielantar si va a seguir la misma combinación de gobierno que hasta ahora. Pero tal vez no ofrezca perspectiva reeditarla, porque uno ve que determinados grifos se cierran. Aunque lo que hemos hecho ha dado buenos resulta dos. Todo eso lo tenemos que analizar.

P. Tanto el PSOE como el PNV realizan un balance muy positivo de su inédita experiencia de gobierno conjunto en el País Vasco. Pero ¿no cree usted que los ha ayudado la coyuntura, que un Gobierno de distinto signo también se hubiera beneficiado de esa reactivación económica y de la reacción social contra el terrorismo?

R. En cualquier gestión de gobierno, aquí, en Madrid o en otro sitio, aparte de la acción propia, también manda mucho la coyuntura. Independientemente de las circunstancias, que se te imponen, el buen gobierno consiste en hacer lo que en esa coyuntura ha de hacerse. Y se han hecho cosas; por ejemplo, en el tema de la violencia, o en preparar al país para el 93. Hay otras que no dependen de nosotros y que no han ido tan bien. Me refiero, concretamente, a proyectos de infraestructura cuya responsabilidad corresponde al Gobierno central.

P. Pero el PNV, usted mismo, apostó por aliarse con el PSOE en el País Vasco para conseguir, entre otras cosas, esas mejoras del Gobierno central. ¿Se siente defraudado entonces con ese aspecto de la alianza con los socialistas?

R. Indudablemente, las cosas han ido a mejor. Hay cuestiones básicas que no se hubieran conseguido con cualquier otra fórmula de gobierno en Euskadi, como la adaptación del Concierto Económico al IVA, o una transferencia tan importante como la de la sanidad. Pero el tema de las comunicaciones por ferrocarril lo veo sin perspectiva. Existe una falta total de definición. Y lo mismo digo de la situación del puerto de Bilbao. Todo esto empaña un poco lo que hubiera sido una brillantez de gestión.

P. En el proceso hacia la unidad económica y política de Europa, ¿cuál es el papel de una, pequeña nacionalidad como el País Vasco?

R. Del mercado único se van a suceder consecuencias tremendas. El sucesor de Solchaga va a ser como Basagoiti (consejero de Economía y Hacienda del Gobierno vasco): desde el momento en que no puede regular la moneda ni utilizar resortes financieros, la capacidad del Gobierno del Estado para dirigir la política económica se reduce de forma dramática. Las decisiones vienen de otro lado, y eso en términos políticos es un cambio revolucionario. En política exterior o en defensa van a ser necesarias otras. articulaciones. ¿Quién va a tener el mando? ¿Cómo se van a conjuntar los ejércitos? Va a cambiar completamente el panorama y nadie sabe el, calendario.

P. ¿Qué sentido tienen esas reuniones del PNV con el PSOE, el CDS y CiU?

R. Se abordan temas de Estado y también se hacen comentarios coyunturales sobre la vida política, que hoy está al pil-pil. Si eso que se llama bloque debe tener alguna virtualidad, la tiene como iniciadora de una pensada de futuro. Ése sería el fin básico de esas conjunciones de partidos.

P. ¿Cuál sería el contenido de la pensada?

R. Parto de la base de que la Constituci6n ofrece deficiencias que a todo el mundo le gustaría que se corrigieran, pero que exigirían su reforma. Los partidos no desean abordarla por temor a que se disparen los diablos, pero esa Europa del futuro va a afectar al sistema constituido. Nadie sabe cómo y cuándo, pero va a obligar a modificarlas. Por eso, ya dije en un programa de radio con dos conocidos míos, Herrero de Miñón y Carrillo, que era necesario echar a la Constitución esa pensada a la que van a obligar los acontecimientos.

P. Resulta inevitable preguntarle por ETA. ¿Qué futuro le ve a la organización?

R. No lo sé. Está en una situación cada vez más apurada. Y no me refiero sólo a su menor capacidad de actuación. Ante lo que viene, no le queda espacio y esa duda está metida en sus ambientes. Quiere dar una impresión de monolitismo, pero dudo mucho que no se hayan planteado un montón de problemas y haya posiciones divergentes en su seno. En HB está sucediendo. Ahí está lo de Montero y el problema de los presos. El cambio se tiene que dar. De otro modo, ETA se va a ver en un callejón sin salida. Pero tengo muy poca esperanza de que desde fuera se pueda influir a ETA.

Falta de modelos

P. Manuel Vázquez Montalbán ha escrito un libro de éxito sobre la figura de uno de los personajes de leyenda del PNV, Jesús de Galíndez. ¿Qué opina de la novela?

R. Es una novela. Vázquez Montalbán ha cogido un tema desconocido para la mayoría de la gente. Es curioso que un comunista como Vázquez Montalbán haya adoptado un personaje como Galíndez y le dé tal importancia. En definitiva, Galíndez es un hombre del exilio como tantos, pero que en vez de restringirse al terna vasco se involucró en una lucha por la justicia y los derechos humanos en un país que le era ajeno. Es, por tanto, un ejemplo de generosidad e idealismo tremendos, y en el mundo de hoy no estamos sobrados de modelos. Por eso me parece muy acertado que lo haya cogido como tema de su novela, porque lo dará a conocer a mucha gente.

P. Vázquez Montalbán dice que el PNV y usted, Arzalluz, no han valorado suficientemente a Galíndez.

R. Galíndez debería haber sido un personaje, no digo más festejado, pero sí más valorado. Vázquez Montalbán dice eso desde la perspectiva del hombre que ha descubierto el personaje y le ha dedicado un trabajo considerable. Pero tiene que saber que el PNV ha hecho un esfuerzo más importante de lo que él conoce. Además, nosotros tenemos muchos personajes que no hemos podido valorar como se merecen después de 50 años de exilio. Ahí están los Landaburu y tantos otros. Tenemos otros Galíndez de los que se podría decir lo mismo. Y lo mismo pueden decir los socialistas o los comunistas.

P. Vázquez Montalbán reivindica en su novela la memoria histórica.

R. Estoy de acuerdo con él. La memoria histórica es muy importante si no se quiere romper con nuestra identidad. La gente necesita modelos. Ahora hay un corte cultural tal, que todo lo que muchos hombres sufrieron, como el exilio, se considera batallitas. Las generaciones jóvenes, con una cierta arrogancia, rompieron con el pasado; lo despreciaron ignorándolo. Se ha perdido la memoria histórica.

P. ¿Por qué le parece importante esa recuperación?

R. Yo lo veo hablando del tema de la OTAN, de un montón de cosas. Hay sectores de la juventud que están descubriendo el significado de la Alianza Atlántica a partir de la caída del muro. Uno de los males tremendos que aquí dejó Franco fue que aisló a dos o tres generaciones del curso de los acontecimientos. Luego no ha habido manera de entroncar con las nuevas generaciones. Y es que la vida nunca es el momento presente. Por ejemplo, cuando a través de la lectura entras en el mundo griego, te preguntas muchas cosas. Te da perspectiva y comprendes que los procesos históricos siempre son largos.

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