_
_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

¡Socorro!

Servicio de socorro de Radio Nacional: "Desde el pasado día 15 se encuentra desaparecida de su domicilio doña Avelina Traga Todo, de 45 años, morena y de estatura mediana. En el momento de su desaparición vestía falda azul, blusa blanca y ,zapatillas playeras. Tiene sus facultades mentales perturbadas". Sentada en un mojón de la carretera, lejos del mar y sobre todo de su familia, doña Avelina llevaba la blusa hecha jirones y, de tarde en tarde, se incorporaba para ejecutar un frenético zapateado sobre la llave del hogar. En esta posición fue abordada por un automovilista que venía escuchando la radio y la identificó sin dificultad, aunque doña Avelina se resistió a subir al coche repitiendo que no regresaría al hogar hasta que empezaran los colegios, y con ellos, la normalidad. Era evidente que el veraneo la había enloquecido. "Mi hijo de 14 años me utiliza como taxista, obligándome a llevarle de un sitio a otro. De lo contrario se aburre. Mi hija un año mayor que él, sale a las doce de la noche, todas las noches, y vuelve a las ocho de la mañana. De día duerme. Mi otra hija hace lo mismo que la mayor, con la diferencia de que cuando vuelve arrasa la nevera, pone música de Tarzán y su Puta Madre buscan Piso en Alcobendas, que es un grupo horrible, y me deja la cocina hecha un estercolero. Dice que es normal. Luego están los amigos de los hijos, buscando jamón de pata negra y a la caza de la hamaca. Y las amigas de ellos, tan monas, que dan cobijo a los vendedores somalíes, buenos, bonitos y baratos, porque les dan pena. Y encima mi marido repite que ya no aguanta más, que la culpa es de las mamás que hemos perdido toda la autoridad y que se va a pegar un tiro. ¿Qué puedo hacer yo misma como no sea huir? Caballero, déjeme tranquila en esta hermosa cuneta". Y apenas dijo esto, doña Avelina Traga Todo abrió desmesuradamente la boca y se tragó la llave.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_