Delors propone el 1 de enero de 1993 para el inicio de la segunda fase de la unión económica y monetaria
El presidente de la Comisión Europea, Jacques Delors, propuso ayer la fecha del 1 de enero de 1993, coincidiendo con la entrada en vigor del mercado único, para iniciar la segunda fase de la unión económica y monetaria (UEM). La fecha, con toda una serie de precisiones sobre la UEM, ha sido recogida en un extenso informe de unas 40 páginas, que fue estudiado ayer por los comisarios. El informe recomienda que durante los dos años que quedan se aumente el grado de convergencia de las doce economías, se refuerce la coordinación de las políticas económicas y se promueva el papel del ECU como moneda única.
El documento presentado por el ejecutivo europeo recoge en gran parte las directrices del llamado informe del comité Delors. La Unidad de Cuenta Europea (ECU) como la futura moneda única de la UEM y el Banco Central Europeo, el llamado Eurofed, que garantizaría la estabilidad de los precios, serán los dos pilares de esta futura unión económica y monetaria de los 12 Estados miembros. Este documento, el más completo hasta el momento, será el punto de referencia de la futura Conferencia Interinstitucional encargada de estudiar los cambios necesarios en el tratado fundacional, que se celebrará en la capital italiana el 13 de diciembre del presente año.
Jacques Delors considera que con esta contribución de la Comisión Europea, el calendario propuesto en la cumbre de Dublín, que prevé una ratificación de la revisión de los tratados por cada Estado miembro antes de 1992, podrá ser respetado.
La primera etapa de la UEM empezó el pasado 1 de julio tal como habían acordado los doce en la cumbre de Madrid en junio de 1989. Desde esta fecha la liberalización del movimiento de capitales entre nueve Estados miembros ya es una realidad. España, Grecia y Portugal todavía no han adoptado esta liberalización.
En cuanto al inicio de la tercera y última fase de la unión económica y monetaria el documento comunitario no prevé ninguna fecha concreta, aunque señala que la etapa dos, que sería de transición, tiene que ser lo "más corta posible". El ejecutivo comunitario propone que la fecha de la fase tres "sea objeto de un acuerdo político del Consejo Europeo".
Al iniciarse la etapa transitoria la Comisión Europea prepararía un informe sobre los resultados de la primera etapa, en la que todas las monedas nacionales tendrían que formar parte del mecanismo de cambios con un margen estrecho. España podría así reducir su margen, un 6% en la actualidad, como lo hizo Italia a principios de año. El Reino Unido también podría integrarse en este mecanismo como lo anunció recientemente el Gobierno británico. La integración de Portugal y Grecia, los dos países más atrasados económicamente de la CE, dependería del grado de convergencia de sus economías con las restantes de la CE.
Un banco central
Para el ejecutivo comunitario, el Eurofed será una pieza clave en este proceso de unificación económica y monetaria. Esta nueva institución europea, una especie de banco central europeo, sería creada durante la segunda fase, y su principal función sería velar por la estabilidad de los precios en la CE. Una vez iniciada la tercera fase, el Eurofed sería el único responsable para definir la política monetaria de la CE, además garantizaría una convertibilidad ilimitada de las diferentes monedas nacionales y unas paridades fijas. Posteriormente los 12 Estados miembros dispondrían de una moneda única, el ECU. El ejecutivo europeo insiste en la necesaria independencia del Eurofed que estaría compuesto por un Consejo en el que participarían los 12 gobernadores de los bancos centrales de cada Estado miembro, y tomaría las decisiones por mayoría cualificada.
El documento analizado ayer por los comisarios también fija un reparto de las competencias entre las diferentes instituciones comunitarias. Los jefes de Estado y de Gobierno, reunidos en el Consejo Europeo, nombrarían el presidente del Eurofed y definirían las grandes orientaciones económicas dos veces al año. El Consejo de Ministros de Economía y Finanzas (Ecofin) se encargaría de la vigilancia multilateral y de la formulación de recomendaciones a los Estados miembros. Y finalmente, la Comisión Europea guardaría su papel tradicional que supone la presentación de informes anuales sobre la situación económica de los Estados miembros, la iniciativa legislativa, y las recomendaciones sobre política económica.
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