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GUERRA EN EL GOLFO

Júbilo iraní en Kaser el Chrin

Ángeles Espinosa

Irán confirmó ayer la llegada a su territorio de un segundo contingente de prisioneros de guerra liberados por Irak. Aunque Radio Teherán no precisó el número de repatriados, se acepta la cifra de 1.000, que indicó Bagdad. Ése es el máximo diario que puede supervisar el Comité Internacional de la Cruz Roja, al que se ha encargado la tarea. Mientras, en Irak se esperaba la llegada de los 1.000 compatriotas devueltos por Irán anteayer y que la falta de medios del CICR impidió que llegaran antes. Kaser el Chrin, localidad fronterizo a la que llegan los prisioneros ,iranies, era ayer una fiesta.Los iraníes fueron 'trasladados al puesto fronteriza de Josravi, a pocos kilómetros de Kaser el Chrin, una ciudad iraní a la que los iraquíes llevaron a esta enviada especial en una ocasión. Entonces, era un pueblo fantasma. Desde el pasado viernes, cuando se inició el retorno de los prisioneros, el lugar celebra una fiesta permanente. Junto a los gritos de "Alá akbar" ("Dios es el más grande"), llegaban los llantos de alegría de los liberados y de sus familiares, que apenas dan crédito. También hay miradas sombrías. Los años de cárcel han dejado su huella.

Según Bagdad, estos primeros liberados han sido elegidos entre los de mayor edad. El grupo de ayer provenía de los centros de detención cercanos a Mosul, al norte del país. Desde allí, salieron al amanecer con dirección a Janequín, una ciudad que los corresponsales de guerra hicieron famosa durante el conflicto irano-iraquí. Desde allí, la carretera transcurre por un paisaje casi lunar. El terreno árido y seco hace aún más duro el calor del verano.

Los responsables de propaganda del Ejército iraquí llegaron a aprenderse de memoria ese recorrido durante los ocho años. que duró el conflicto bélico. Janequín, 100 kilómetros al este de Bagdad, era el punto de observación tópico con el que obsequiaban a los periodistas y mostraban su superioridad.

Cerca de la capital y en un alto que les daba el control de la situación, se podían permitir el paseo sin muchos riesgos. Hoy, el silencio nervioso que acompañaba aquellas visitas a lo que parecía un decorado de cartón-piedra, ha sido suplantado por las expresiones de alegría de los soldados iraníes que, a razón de mil diarios, están recobrando la libertad. Antes, funcionarios del CICR se encargan de entrevistar, uno a uno y sin testigos, a todos los afortunados.

Se trata de comprobar que realmente quieren regresar, para evitar que se fuerce a ello a quienes puedan ser objeto de represalias o tengan algún temor sobre el régimen que les envió a la guerra. Además, esta organización humanitaria registra su liberación, con el fin de actualizar la lista de prisioneros y poder informar al respecto a las familias. La futura adaptación de los expresos a la libertad, escapa a sus competencias, pero la experiencia les demuestra que suele plantear dificultades.

Sin trabajo, incomunicados durante años con sus familias y desconectados del mundo, regresan a una sociedad muy distinta de la que abandonaron, cargados de recuerdos idealizados, pesadillas y propaganda enemiga. En parte héroes, en parte derrotados, unos luchan por demostrar su entrega a la causa y esperan recompensas. Otros, más abatidos, creen que el haberse dejado encarcelar les hace responsables de la derrota. Todos quedan marcados.

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Las autoridades de Irán ha respondido al gesto con la liberación de mil iraquíes. En principio, se trata de una decisión única y nada indica que vaya a ser seguida de nuevas liberaciones a medida que Bagdad cumpla su promesa.

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Sobre la firma

Ángeles Espinosa
Analista sobre asuntos del mundo árabe e islámico. Ex corresponsal en Dubái, Teherán, Bagdad, El Cairo y Beirut. Ha escrito 'El tiempo de las mujeres', 'El Reino del Desierto' y 'Días de Guerra'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense (Madrid) y Máster en Relaciones Internacionales por SAIS (Washington DC).

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