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El Madrid goleó a unos 'entusiastas', soviéticos

El Real Madrid cumplió con su condición de favorito del trofeo mallorquín y logró clasificarse para la final, no sin antes superar la entusiasta oposición del CSKA de Moscú, que aguantó con dignidad gran parte del partido.El técnico del Madrid, John Toshack, no contó con Aldana, al que ni siquiera sentó en el banquillo; eligió un sistema más conservador (44-2) para hacer frente al CSKA de Moscú.

En varios pasajes del encuentro el Madrid encontró serias dificultades para imponer su ritmo del juego. El CSKA llegó al Ciudad de Palma rodado y con una excelente preparación física, lo que le permitió fijar las coordenadas del partido más convenientes para sus intereses. El bloque soviético actuó como un rodillo, ahogando de forma lenta pero inexorable las genialidades de Hagi, Michel y Gordillo.

La presión del CSKA se concentró en el centro del campo con la intención de cortar de raíz las ideas ofensivas del Madrid. Desconectado el ataque del medio campo, el equipo de Toshack se vio limitado a acciones esporádicas, de preferencia por la banda izquierda, donde corría Gordillo realizando un gran derroche de facultades físicas.

Los soviéticos lograron imponer su disciplina y mejor preparación física, pero fallaron en los metros finales. Esta circunstancia salvó al Madrid de un caos por la vía rápida y le dio tiempo para enmendar errores. Las manecillas del reloj se pusieron del lado del equipo merengue, que sacrificó el lucimiento por la practicidad.

En realidad, el Madrid había iniciado el encuentro con ganas de agradar a una parroquia que no esconde su debilidad por los colores blancos. En Mallorca todo estaba preparado para rendir culto a los jugadores madridistas. Pero el encanto sólo duró algunos minutos. Los suficientes para que el CSKA enseñara sus dientes y demostrara que no había venido al Ciudad de Palma como un invitado de piedra.

El gol de Cepzev, precioso en su ejecución, corroboró la ambición soviética y dejó al descubierto carencias impensables en defensas de la corpulencia física de Hierro y Spasic.

La estrategia perfilada por Toshack fue puesta a prueba por un entusiasta CSKA. El empate a cargo de Hugo Sánchez animó más el partido ante el delirio de la afición.

Los marcajes férreos en ambos equipos se fueron diluyendo a medida que avanzaban las manecillas del reloj. Los sustos para Buyo y Titeel eran constantes.

En la segunda parte, Toshack no realizó cambios, aunque algunos de sus jugadores le estaban dando motivo para ello, como Butragueño, falto de ideas y de decisión en los metros finales, y Hagi, empecinado en realizar jugadas individuales.

El Buitre, sin embargo, tuvo y dio dos pases que significaron sendos goles madridistas.

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