Taxistas y 'paletos'
Hace unos días, después de aterrizar el avión búlgaro que nos traía de Sofía, tuvimos la desdicha de topar con dos taxistas de la capital de España.Cuál no sería nuestra sorpresa cuando, al bajarnos en Sainz de Baranda, comprobamos que a los ocupantes de un taxi les habían cobrado 1.000 pesetas más que a los del otro, llegando los vehículos conjuntamente, y con semejante equipaje.
Unos minutos después, tuvimos la segunda parte de tan macabra táctica: un soldado, que volvía con permiso a su pueblo de Jaén, fue asaltado por otro taxista sin escrúpulos, que por una carrera de Chamartín a Atocha pretendía cobrarle 3.900 pesetas, que al final se quedaron en 2.000, todo lo que en la cartera llevaba el paleto.
¿Hasta cuándo se va a tolerar este evidente descaro, minimizado por la rutina casi histórica?
¿Es tan difícil contar con policías de paisano que inspeccionen este abuso?
Desde el viejo truco de ocultar el taxímetro con una maleta, hasta rodear una manzana varias veces, pasando por esperar el semáforo rojo y mil recursos más, el taxi madrileño, no un caso aislado, se merece una seria actuación oficial-
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