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Entrevista:

"El pueblo japonés sigue sin fiarse mucho de los socialistas"

Hideo Den, de origen chino, es un japonés que destaca porque no emplea el doble lenguaje al que recurren muchos de sus compatriotas. Tiene 67 años, es político de profesión y periodista de vocación. Cubrió la guerra de Vietnam antes de entrar en la política hace ya dos décadas. Militó en el Partido Socialista de Japón (PSJ), pero lo abandonó en 1978, disconforme con sus posturas izquierdistas, y creó otro más moderado, el Partido Socialdemócrata Unido (PSDU), conocido en japonés con el nombre abreviado de Shaminren.

Hideo Den es amigo personal de Takako Doi, la popular dirigente del Partido Socialista Japonés (PSJ), pero ello no obsta para criticarla, dice, por su ambigüedad por no definir con claridad el programa del partido en cuestiones tan fundamentales para el país como son las relaciones con Estados Unidos y el papel de las Fuerzas de Autodefensa, el Ejército japonés."Los socialistas españoles supieron desprenderse de dogmatismos y como resultado están desde hace tiempo en el Gobierno", declara Den en su pequeño despacho de la Dieta, el Parlamento japonés. Desde 1971 es miembro de la Cámara de Consejeros, la Cámara Alta parlamentaria. Ha sido elegido cuatro veces, la última en julio de 1989, alcanzando siempre el número más alto de votos. Su popularidad tal vez se debe a que mucha gente todavía recuerda sus años como comentarista político, primero en radio y después en televisión, o a sus andanzas cubriendo la guerra vietnamita. Sin duda es uno de los escasos políticos que despiertan cariño y atención en un país donde la calle no se identifica con sus gobernantes.

"Sí, tal como ha evolucionado el mundo no tiene mucho sentido hablar hoy de Marx y de Lenin ni tampoco tiene mucho futuro un socialismo ideológico. Los partidos europeos lo comprendieron hace tiempo y empezaron a practicar la socialdemocracia. Sin embargo, aquí, en Japón, la fórmula socialista no ha tenido mucho éxito y me temo que continuará sin tenerlo si el PSJ no hace un verdadero esfuerzo para reformar su programa y comienza a poner en práctica una política más realista", dice Den.

La llegada de Takako Doi a la jefatura del primer partido de la oposición hace ya cinco años significó la derrota del ala más radical del PSJ, "pero no están vencidos". Según Den: "El partido sigue dividido en dos corrientes, una más moderada, la de Doi, y otra anclada todavía en el izquierdismo. Mientras que Doi no sepa imponerse, difícilmente podrá llegar algún día al Gobierno".

Oportunidad perdida

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El año pasado, Takako Doi pensó que el sueño de acabar con la hegemonía de los liberales estaba al alcance de su mano. El partido en el poder se hundió en una grave crisis debido al escándalo Recruit. Dos jefes de Gobierno, Noboru Takeshita y Sosuke Uno, tuvieron que dimitir. El resultado de todo ello fue que el PSJ y la oposición como bloque lograron un resonante éxito en las elecciones parciales a la Cámara Alta, lo que significó que por vez primera en la historia el Partido Liberal Demócrata (PLD) perdiera la mayoría en una de las dos cámaras parlamentarias. Pero Doi no supo aprovechar el momento, o quizás el momento nunca llegó a existir con tanta intensidad como los analistas políticos creyeron. El nuevo primer ministro, Toshiki Kaifu, serenó las aguas del PLD en tanto que la oposición comenzaba a dar señales de resquebrajamiento. Es verdad que los socialistas lograron muy buenos resultados en las elecciones legislativas del pasado febrero, pero sorprendentemente también los obtuvieron los liberales.

"¿Que qué pasó?", replica Den a una pregunta. "Pues muy sencillo. El pueblo japonés tiene un sentido del equilibrio y sigue sin fiarse demasiado de los socialistas. Además, buena parte del éxito de éstos fue coyuntural, debido más a la irritación que causó el establecimiento de un impuesto general al consumo que a su programa político".

En otoño del año pasado Doi formuló una visión menos ambigua de lo que a su juicio debería ser la política exterior y de defensa de Japón para los noventa, aceptando como una realidad el tratado de seguridad militar con Estados Unidos y la existencia de unas Fuerzas Armadas nacionales. Algunos lo interpretaron como un desmarque definitivo de la hasta entonces actitud inflexible de los socialistas contra las relaciones militares con los norteamericanos. Según Den, el posicionamiento de Doi fue importante, pero no suficiente, porque no eliminaba del credo socialista la abrogación sin más preámbulos del tratado militar. "El 80% de los japoneses no se opone al tratado con Estados Unidos ni tampoco a que Japón tenga Ejército. Ésa es una realidad que el PSJ no puede seguir ignorando", declara. "El partido está todavía impregnado de sentimientos antinorteamericanos", añade.

La ambigüedad es un problema que tiene que resolver Doi si aspira algún día a llevar a los socialistas al poder, repite una y otra vez Den. El último ejemplo de esta ambigüedad, explica, lo ha protagonizado el número dos del partido, Tsuruo Yamaguchi, quien dijo con ocasión del 30º aniversario de la firma del tratado militar entre Japón y Estados Unidos que el partido ya no se opone a su existencia. Días después rectificó sus palabras. Takako Doi no abrió la boca.

Den cree que la distensión que vive el mundo, el final de la guerra fría, contribuirá a que Japón defina mejor su papel en el mundo y ayudará a que los socialistas clarifiquen sus posturas.

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