Bajón turístico
Desde hace bastantes años veraneo en la provincia de Tarragona, y, como todo el mundo, he constatado, en este mes de julio pasado, un más notable bajón de turistas, sobre todo extranjeros.Absolutamente lógico, si se tienen en cuenta los precios vigentes en la costa tarraconense. Sólo un par de ejemplos significativos: el día 31 de julio, último de mi estancia allí, la merluza del norte estaba en mi lugar de veraneo (no voy a decir el nombre porque según mis noticias han cocido parecidas habas en todas partes) a 2.200 pesetas kilo, y las costillas de cordero a 1.800 pesetas. En Pamplona -mí lugar de residencia habitual- la misma merluza, incluso de mejor calidad, estaba el 1 de agosto a 800 pesetas kilo -¡l.400 pesetas más barata!- y las costillas de cordero a 1.400 pesetas las de mejor calidad. Y Pamplona tiene fama de ser plaza cara.
Otro ejemplo no menos significativo: una comida para cuatro personas en un restaurante de la costa tarraconense -tengo que aclarar que dicho restaurante no viene en ninguna guía, es decir, no es de categoría- a base de plato único -los típicos entremeses marineros- mucho más reducido, por cierto, y de peor calidad que el que servían en el mismo lugar hace un par de años, con una botella de vino que según la carta valía 850 pesetas, postre normal -helado para los cuatro-, un par de cafés, una copa y un puro -y no para los cuatro, sino en su número estricto- tuvo una factura final próxima a las 17.000 pesetas, es decir 170 dólares, que es dinero hasta en EE UU, mucho más tratándose de comida. Con estos precios, ¿puede alguien extrañarse que los turistas hayan caído en picado?
De la porquería que había en mi playa hace algunos días, prefiero no hablar.-
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