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NOCTURNO MADRILEÑO

Cebada y 'bolandrines'

Getafe es un pueblo fantasma hasta las siete de la tarde. Es a partir de esa hora cuando se empieza a sentir la vida en este pueblo del cinturón sur de Madrid.Cada terraza tiene su toque peculiar muy relacionado con la zona en que está montada. Este verano la marcha está en el barrio Juan de la Cierva. En la avenida que lleva el mismo nombre se alinean más de lo terrazas. El ambiente es tranquilo, para la juventud madura. Justo enfrente está el recién estrenado parque de España, con una gran explanada que ocupan, en parte, tres terrazas; el caché lo aporta el gran manto verde que las rodea y que ha sido elegido por los jóvenes como el lugar ideal para tumbarse. En esta zona de la plaza, donde se concentran centenares de personas, la bebida favorita es el mini, grandes vasos de plástico que contienen el llamado zumo de cebada. Este es el líquido que más se bebe en esta franja horaria, de 21.30 a doce de la noche, pero siempre muy, muy frío.

Paseo entre sillas

A la felicidad de los que están encantados con tanto lugar para elegir se une el enfado de aquellos que esperan la caída del sol para pasear cómodamente: "Sin sillas que molesten o te obliguen a caminar en fila india", como Teo Benítez, quien piensa que el Ayuntamiento tendría que vigilar el espacio real que ocupan las terrazas y pensar más en el peatón: "No en el dinero que se llevan". Respecto al dinero y el Ayuntamiento, el propietario de La Caleta asegura que él ha pagado 300.000 pesetas por poner 25 mesas en la calle.

También hay lugares específicos para pedir un pincho original que acompañe a la bebida. Canto Redondo es una pequeña placita que en realidad es toda una terraza del bar que tiene el mismo nombre. Comer bolandrines, si a uno le gusta el pollo adobado, es de lo más recomendable. Los más originales piden una bicicleta tortilla francesa, jamón serrano, pepinillos y dos rodajas de tomate que simulan dos ruedas.

Con el estómago lleno y las ideas poco claras se puede reposar en las mesas y sillas que ocupan la calle de Madrid, principal arteria de Getafe, que ha dejado de ser el centro de atención desde hace un año, cuando el Ayuntamiento inició unas obras que aún no ha terminado.

Los más románticos aprovechan la noche y la complicidad que ofrece la frondosidad de unos árboles para ir a Woodies, en la calle del Ferrocarril. Es una terraza a la que, según Gloria, de 22 años, "sólo le faltan las velitas".

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El encanto se acaba a las doce de la noche los días de diario y a las dos, los festivos.

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