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López Ocaña, procesado por el asesinato de Brouard, es confidente desde 1983

Rafael López Ocaña, primer acusado oficialmente como presunto autor del asesinato de Santiago Brouard, es un confidente policía, captado después de su detención en 1983 con medio kilo de heroína, según ha declarado ante los jueces su hermano Miguel Ángel. El procesamiento de Rafael, nacido en Madrid hace 36 años, ha sido posible por la declaración de dos testigos, la enfermera de Brouard, el médico pediatra y dirigente de Herri Batasuna (HB) abatido en su consulta de Bilbao el 20 de noviembre de 1984, y la cuñada del sospechoso María Luisa Sánchez Sen.

La inculpación de López Ocaña abre nuevas posibilidades para completar el sumario, amenazado por la obligada liberación, el próximo 30 de octubre, del hasta ahora único procesado. Juan José Rodríguez Díaz, el francés, acusado de cooperación necesaria en el crimen como suministrador de las armas, abandonará la cárcel en esa fecha al haberse agotado el plazo máximo legal de prisión preventiva. El procesamiento de López Ocaña conlleva su permanencia en prisión provisional y una fianza de 12 millones de pesetas para responder de posibles responsabilidades civiles.La juez Inmaculada Jurado, séptima que participa en la instrucción del caso Brouard, ha procesado a López Ocaña porque considera que existen indicios suficientes de que fue él, en compañía de otra persona no especificada, quien disparó contra el político independentista hasta causarle la muerte. La juez se apoya en testimonios de la enfermera de la víctima y de una cuñada del acusado.

Begoña Martínez de Murguía, enfermera en la consulta de Brouard, identificó en rueda de reconocimiento a Rafael López Ocaña en marzo de 1989. La enfermera se mostró casi segura, "con un porcentaje del 90%", según dijo, de que se trataba de uno de los dos pistoleros que ella había visto, concretamente el que dejó caer al suelo un arma al penetrar en la consulta. El ahora procesado había sido señalado ya en el sumario cuatro años antes. María Luisa Sánchez Sen, esposa de Miguel Ángel López Ocaña, declaró en agosto de 1985 ante el juez Carlos Bueren, de Madrid, que vio a su cuñado Rafael y al estafador granadino Luis Morcillo recoger en una vivienda de Madrid las armas empleadas luego contra el pediatra de Bilbao. En este testimonio se apoya también la juez para el procesamiento.

La recogida de las armas se produjo en casa de Alberto Granados, casado con una hermana de los López Ocaña. Granados fue asesinado de un disparo en agosto de 1985 por su cuñado Miguel Ángel. Ante el juez de Madrid, éste empezó a aportar indicios sobre la trama que acabó con la vida de Brouard, en un intento de mantener apartada a su esposa de la muerte de Granados. Miguel Ángel López Ocaña atribuyó entonces el disparo contra Granados a una pelea por unas dosis de heroína. Sin embargo, su hermana María Luisa, casada con Granados, estableció desde 1987 en su declaración ante el juzgado de Bilbao una relación entre ambos crímenes, el que costó la vida a un delincuente heroinómano de poca monta y el perpetrado siete meses antes contra un prestigioso pediatra y líder independentista.

En sus últimas declaraciones, Miguel Ángel López Ocaña ha confirmado esta impresión y ha admitido que mató a Granados porque era el confidente dispuesto a vender a los asesinos de Brouard al comisario responsable de la investigación. Según López Ocaña, un capitán de la Guardia Civil, cuyas circunstancias personales coinciden con las del ahora teniente coronel Rafael Masa, alertó a Luis Morcillo de que Granados se iba de la lengua y le pidió actuar antes de que acabaran todos en la cárcel. Morcillo encargó a López Ocaña la liquidación de Granados. No es esta la única presunta relación entre los sospechosos del caso Brouard y miembros de los cuerpos policiales. Rafael López Ocaña abandonó la prisión en diciembre de 1983, tras ser detenido en Calatayud (Zaragoza) el 21 de octubre anterior, en compañía de un francés y con un alijo de medio quilo de heroína. La súbita liberación, pese a que Rafael tenía antecedentes por el mismo delito en Francia, fue debida, según su hermano Miguel Ángel, a un compromiso de trabajar para la policía.

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