Charlton: "Volveremos a casa con la cabeza alta"

GRAHAM TURNER "Vamos a infligir a los italianos el mismo juego que hemos realizado con los demás". Así, con un estilo verbal sin rodeos y que refleja la personalidad que ha imprimido a su equipo, empezó Jack Charlton, el seleccionador irlandés, su charla previa al partido.

El técnico no está dispuesto a renunciar a su estilo y adelantó su mentalidad ofensiva: "Nosotros somos capaces de retener la posesión de la pelota al igual que todos los demás. Pero aquí yo he visto a equipos que hacen 10, 15 o 20 pases sin adelantar en el campo. Ese estilo no es para nosotros. Y, claro, no lo vamos a emplear contra Italia. Pase lo que pase volveremos a casa con la cabeza alta".

En Roma nadie da una lira por las posibilidades de una sorpresa irlandesa, por muchas audiencias que consigan con el Papa en el Vaticano. Juan Pablo II provocó las risas de la delegación cuando, al serie presentado Jack Charlton, exclamó en inglés: "¡Ah, the boss [el jefe]".

El jefe aceptó que el partido frente a la selección anfitriona y su público significa la prueba suprema para sus conceptos futbolísticos. "Ya no sirve la excusa del factor sorpresa afirmó. "A estas alturas todos los rivales saben como jugamos, y ahora les toca a los italianos encontrar la fórmula para batirnos".

Aburrimiento

Charlton no teme el ambiente del partido: "El ambiente no es ningún problema. El mayor problema que tenemos es el aburrimiento. Si alguien tiene a mano un juego de monopoly estaríamos muy, agradecidos". En cuanto a sus hombres, Charlton tiene dos dudas. La lesión del donostiarra Aldridge (tención de aquiles) le sugiere un ataque compuesto por Cascarino y, Quirin, y la rodilla del lateral izquierdo Staunton puede facilitar el regreso de Whelan al once Inicial.

El récord irlandés de haberse clasificado para estos cuartos de final sin ganar un partido no invita a contemplar una victoria verde, pero cinco derrotas en 42 partidos demuestran que la derrota es una cosa que los hombres de Charlton venden muy cara.

El seleccionador, que trabaja sin contrato, concluyó: "No puedo prometer un partido vistoso porque a lo mejor acaba aburriendo al público hasta el culo. Lo único que sé es que después de las fuertes emociones de este Mundial me será muy difícil encontrar la paciencia para la pesca. Si esto acaba ahora, me voy a pescar al oeste de Irlanda".