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Crítica:VISTO Y OÍDO
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Amor de folletín

Es una pegatina áurea, con un letrero de secta: "Yo veo Cristal". Con un ojo en lugar del tiempo de verbo ("Yo Cristal"), para darle la iniciación de jeroglífico, de la criptografia. El reconocimiento de unos y otros, y tiene algo de clandestinidad. No todo el mundo confiesa la adicción a Cristal, como individuo, y la misma TVE-1 coloca, de entrada y de salida, un personaje cómico, doña Adelaida -lo hace Charo Gómez Miranda- para distanciarse. Sin embargo, hay pueblos enteros que cierran a la hora del folletín -como se hacía en tiempos con los seriales radiofónicos: Ama Rosa- y lo comentan. Es una clase de congregación que se va perdiendo a medida que crece el número de emisoras. Antes, al día siguiente, todo el mundo comentaba la misma película, la misma serie. Un factor de división ha entrado en de que era una sociedad unánime... Parece que Cristal congrega de nuevo. Salvo a los vergonzantes, que no quieren reconocer su sensibilidad para el folletín.Sin embargo, ¿qué es El ángel azul sino un folletín, hasta en su título? La interpretación sacudida, torpe, de Emil Jannings; y una Marléne odiosa, vulgar -lo que pide el personaje-, en una historia de amor y decadencia. A los dos folletines sólo les desborda una cuestión de moral pringosa en uno y recia en otro; y la asunción del desastre, que en Cristal está al borde de resolverse a cada momento, y en El ángel azul es cruel y ridículo como la vida misma. Lo daba Telemadrid por la noche, a la misma hora en que TVE- 1 hacía un reportaje ingenuo y socialista a la antigua del cincuentenario de Tropicana de La Habana, con sus mulatonas y su salsa real. Una elección dolorosa. Pero, con buena fe, los modis tos de la revista de Tropicana explicaron que los lujosos trajes no se podían hacer así en los países capitalistas, por que en ellos se tiene que pagar mucho a los obreros, mientras que con el socialismo trabajan principalmente por el arte y la cultura, por el amor. No puede uno desligarse de la idea de que esa diferencia ha llevado al final de comunismo. Los obreros querían trabajar con bastante menor amor, incluso con ninguno, como pasa en nuestros países, pero con más dinero. Adiós, utopía, adiós. Por eso gana la pegatina de Cristal. Cuenta amores de los de por aquí, de los corrientes, de los vulgares: de los de hijos naturales, reconocimientos tardíos...

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