Un ex adepto de Ceis inculpa a los acusados de inducir a la prostitución
Un ex adepto de la secta Ceis manifestó ayer, en el juicio que se celebra en la Audiencia de Barcelona contra el líder de la organización, Vicente Lapiedra, y cuatro de los guías, que los procesados inducían a la prostitución a miembros de la organización como sistema para obtener dinero. Éste es uno de los cargos formulados, además de corrupción de menores e intrusismo. En la sesión de ayer declaró Antoni Tarrida, el funcionario de la dirección general de Seguridad Ciudadana de la Generalitat que se infiltró en la secta durante varios meses en 1983.
El ex adepto prestó declaración como testigo a puerta cerrada, a petición de la fiscal. El que fue miembro de Ceis declaró que estuvo en la organización desde 1982 a 1985 y que acudió a ella con el deseo de entablar amistades. Coincidiendo con la versión dada por el topo Tarrida, explicó que empezó con reuniones para pasar a sesiones o charlas con los guías y terminó asistiendo a las convivencias. Tanto Tarrida como el ex adepto coincidieron en afirmar que nunca vieron sesiones de cartomancia, único objeto de Ceis, según los procesados.Las dos declaraciones reforzaron la acusación formulada por la fiscalía y negada por los procesados. El ex adepto llegó a convivir con varios miembros de la secta en un piso de Barcelona. Sus compañeras de vivienda se dedicaban a la prostitución como medio de obtener ingresos para pagar a los guías y al propio Lapiedra, según manifestó. Añadió que la prostitución era inducida por los guías.
El ex adepto, que fue bautizado en una ceremonia oficiada por Lapiedra que encarnó al escritor Hermann Hesse, reconoció que mantuvo relaciones homosexuales con otros miembros de Ceis, siguiendo las directrices que en este terreno marcaba la secta.
Tanto Tarrida como el ex adepto coincidieron en señalar que Vicente Lapiedra "era Dios" para los seguidores de Ceis y que sus decisiones eran "incuestionables". El funcionario de la Generalitat explicó que el ritmo de sesiones era agotador, hasta llegar a 30 horas semanales, además de las convivencias de fin de semana. Tarrida consiguió infiltrarse en Ceis alegando que necesitaba ayuda porque atrevesaba una difícil situación sentimental.
En la sesión de ayer también comparecieron a puerta cerrada familiares de tres menores de edad que, en algunos casos, llegaron a convivir con miembros de la secta. Según las declarantes las menores eran adiestradas para prácticas sexuales, tanto de forma activa como pasiva. Dos de los casos hacen referencia a dos niñas que entonces tenían seis y ocho años y que actualmente tienen problemas de adaptación.
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