Estefanía de Mónaco
Abrumada por las revelaciones sobre el pasado de su novio
Un implacable gafe pesa sobre la vida sentimental de la princesa Estefanía de Mónaco. La prensa francesa acaba de descubrir que su primer novio formal, el promotor inmobiliario Jean-Yves Le Fur, tiene todo un pasado de ligón, juerguista y estafador. Estefanía, tan abrumada por estas revelaciones como enamorada de Le Fur, no ha tomado todavía una decisión definitiva. Sin embargo, la boda que debía celebrarse este verano, está muy en el aire.El pasado martes, el portavoz del minúsculo principado de Mónaco difundió un comunicado oficial afirmando que el compromiso matrimonial entre Estefanía y Le Fur sigue en pie. El escueto comunicado no despejó las nubes que pesan sobre la relación entre la menor de las Grimaldi y el hombre puesto en la picota por la prensa.
A finales del pasado abril, cuando se celebró en un restaurante parisiense el compromiso formal entre Estefanía y Le Fur, la prensa del corazón afirmó gozosa que esta vez sería la buena. Tras una larga serie de historias amorosas sin futuro, la princesa, se decía, había encontrado al hombre de su vida. Para ejemplificar el cambio de Estefanía, los cronistas subrayaban que había abandonado sus pantalones vaqueros y cazadoras de cuero por trajes de los mejores modistas de París.
No faltaron, sin embargo, quienes acogieron la noticia con un movimiento incrédulo de cabeza y un "ya veremos". Los últimos acontecimientos pueden dar la razón a tales escépticos. La boda no tiene todavía fecha oficial y, según publicó ayer el semanario Paris Match, próximo a los Grimaldi, "las revelacienes sobre el pasado del novio de la princesa hipotecan las posibilidades del matrimonio".
Más tajante, Voici, el semanario que ha hecho estallar el escándalo, afirma en la portada de su última edición: "C'est la fin" (es el fin). Según Voici, Jean-Yves Le Fur es un sinvergüenza y un cazadotes sin estudios que, antes de conocer a la princesa, se dedicaba en exclusiva al noctambulismo y la seducción de maniquíes. Su padre ni siquiera es el gran arquitecto que Le Fur pretende, sino un mediano profesional especializado en chapuzas en carnicerías y charcuterías. Todavía más grave: el prometido de Estefanía pasó en 1985 cinco semanas en la prisión de Fleury-Merogis por estafa; en concreto, por deudas impagadas.
Estefanía recibió las revelaciones periodísticas en Los Ángeles, donde graba su último disco. Raniero, que, merced a sus propias investigaciones, conocía desde hacía cierto tiempo los pecados de juventud de Le Fur y había hablado del asunto con su posible futuro yerno, viajó de inmediato a California para consolar a su hija y asegurarle que aceptará su decisión. Ahora Estefanía prefiere estar lejos de Le Fur y reflexionar. La princesa ha declarado a Paris Match que, en cualquier caso, no se dejará guiar por lo que ella llama "rumores" sobre su prometido. Todo es posible.
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