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Reina vieja, billete nuevo

Polémica en el Reino Unido por la imagen avejentada de Isabel II en las nuevas cinco libras

La efigie de la reina Isabel II en el nuevo billete de cinco libras ha suscitado la polémica en el Reino Unido. El Banco de Inglaterra acaba de lanzarlo a la calle, el primero de la serie que de aquí a cuatro años va a renovar la presentación de las cuatro denominaciones vigentes. El reto era doble: ofrecer en el anverso la imagen de un respetuoso paso del tiempo por el rostro de la soberana y disuadir a los falsificadores. "Lo que un hombre hace, otro lo puede reproducir", ha dicho un antiguo falsificador retirado del negocio. La prensa tampoco ha sido caritativa con el primer objetivo.

Los diarios populares han puesto el grito en el cielo ante la sustitución de la gracil figura de la reina en 1964 por una soberana que hace 38 años ascendió al trono. "Una abuela envejecida con nariz bulbosa y papada" es lo que ve Today en los nuevos fivers , mientras el estridente The Sun responde a las expectativas y truena que la reina se quedó "pasmada ante las arrugas" del retrato que le hizo Roger Withington.El izquierdoso The Guardian, en el espectro serio de la Prensa diaria de las islas, alude a comentarios de un "retrato que va más allá del mostrar unas discretas señales de envejecimiento para sugerir que ella no lo pasó muy bien durante un par de asaltos con Mike Tyson".

Fuentes palaciegas se limitan a asegurar con frialdad de notario que "el retrato fue aprobado por Palacio", sin entrar en el detalle de que la reina qudó insatisfecha del todo con el que en primera instancia le sometió Witflington.

El artista fotografió durante media hora a la soberana en 1985 y más tarde ella eligió la foto en que iba a basarse el retrato. Este modelo fue rechazado, por presentar unas deprimentes comisuras, y sustituido por otro en que Isabel amaga una sonrisa, el que a partir de ahora ocupará el anverso de los nuevos billetes, más reducidos de tamaño en fiel reflejo al menguante poder adquisitivo de la divisa británica.

El anterior modelo ha estado en circulación durante 20 años y en un plazo de entre seis y doce meses habrá dejado de circular, sustituido su uniforme tono azul por una policromía que tambien ha atraido objeciones, de tercermundismo en este caso.

El ingeniero George Stephenson, padre de la locomotora de vapor, desplaza en el reverso al duque de Wellington, y las obras de ingeniería de aquél sustituyen a la escena de la batalla de Fuentes de Oñoro protagonizada por éste contra las fuerzas napoleónicas.

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El Banco de Inglaterra, quita importancia a estos detalles anecdóticos, y pone el énfasis en los esfuerzos realizados para conseguir un billetes a prueba de falsificadores. Los técnicos del banco, con ayuda de un programa de ordenador, creen haber dado con el diseño capaz de confundir a las avanzadas fotocopiadoras de color ya en el mercado, pesadilla de todos los banqueros, y haber logrado un producto cuya falsificación no sea económicamente viable, toda vez que en el mercado negro un billete falso no suele ser vendido por más del 20% de su valor facial.

"Calculo que les costará 1,5 libras reproducir cada billete" a los eventuales falsificadores "y eso no lo hace rentable", ha manifestado al Sunday Times, con relativa confianza, Nigel Bevitt Smith, el reponsable del desarrollo del nuevo billete. "Lo que un hombre hace, otro lo puede re producir", replica Charles Black, con multimillonaria experiencia en falsificar dólares y libras, quien dice que de no ser porque ya está retirado se las haría pasar canutas al banquero.

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