Vueltas en la cama
Vueltas en la cama. Parece que hayas cenado hormigas y el sueño no llega nunca. Te repites una y mil veces que ya has pasado por momentos semejantes, que esta ocasión no es distinta. Sin embargo, algo dentro de ti se rebela, te niega la calma. Una y otra vez te viene a la cabeza lo mismo: hoy debutamos. ¿Qué pasará? Después de tres semanas de entrenar, sudar, trabajar y prepararte te encuentras con el examen, 0 mejor, con las oposiciones, porque el que está enfrente también quiere aprobar, y con mejor nota que tú.Son curiosos los cambios que se van produciendo dentro de una concentración de este tipo. En un principio, tras el sorteo, nuestro grupo era fácil. Sólo algunas excepciones se atrevieron a hablar de unos emparejamientos complicados. Después, según han ido pasando las semanas, los partidos, da la impresión de que los contrarios se agrandan, son mejores. Alguien diría que incluso son más guapos. Más tarde, los partidos y los resultados nos llevarán o bien al tópico "ya lo decía yo, eran muy malos", o bien al no menos tópico "es que los nuestros no valen nada".
Sin embargo, no es éste el cambio más notable. Resulta interesante fijarse en la transformación de los rostros. La espera se va haciendo tensa e incluso las sonrisas son más forzadas. Todo el mundo aparenta que no pasa nada. Pero pasa, adentro, my adentro de cada uno. La tensión se manifiesta de formas muy diferentes, nunca iguales, ni siquiera comparables.
El gran día
Hay elementos que te demuestran que el gran día se acerca. Uno, tal vez el más significativo, es el campo, el estadio. Hasta el día antes ha sido un escenario oculto que apenas ha permitido una ojeada rápida desde las gradas. La víspera, se abre a los equipos. Entonces está permitido pisarlo, conocer cómo es por dentro. Es una sensación muy particular la de pisar el césped por primera vez, tomar contacto con ese incruento campo de batalla del que saldrás vencedor o vencido. Incluso crees reconocer los gritos del público, sus aplausos o silbidos.
Todo es nuevo, pero todo conocido. Es Udine, pero también es sólo un campo de fútbol. Es otro público, pero también dispuesto a animar. Hay que encontrar el sitio en ese escenario, situarte en esas nuevas gradas, en esa nueva y, sin embargo, tan conocida, portería. Hay que tomar ese campo, TU CAMPO, así, con mayúsculas, para que ningún contrario pueda considerarlo suyo. Todo está listo para el estreno, para que el director de esta película diga la clásica frase: "Cámara, acción". Todo está entrenado, detallado, hablado. Conoces a tus rivales, cómo son, cómo juegan. Se diría que lo sabes todo. Te has repasado hasta las pequeñas preguntas que aparecen al margen del libro. Entonces, ¿por qué sigues dando vueltas en la cama, sin poder dormir.?. La respuesta la sabremos hoy.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.