Los Marco, pareja de espectáculo
El matrimonio Marco es espectacular. Ha levantado el concurso Su media naranja, de la Cinco. Don Antonio es un andaluz gestero, exagerado, de una verbalidad que se le atropella, de tantas cosas como quiere decir y mimar; realiza una sobreactuación que ya quisieran muchos actores cómicos. Doña Rocío es la compañera de este payaso natural y espontáneo, que actúa ante las cámaras como si hubiese nacido con ellas; le da pie, le excita para su invención. No sólo son esenciales, sino que animan a los otros concursantes por el mismo camino del humor. No sé qué puede ser del concurso, y del espectáculo, el día en que ellos terminen. Tendrán que hacer trampa para que no se vayan. Jesús Puente, moderador, trabaja con una sensibilidad especial, subraya a los concursantes, no se pasa en sus intervenciones, estimula. Pero cuando no tiene materia prima, no puede hacer nada. Es posible -no tengo cifras separadas- que este programa sea el más visto en los grandes barrios, por ese rasero con que se pueden medir en ellos otras parejas; una identificación, un espejo. Lo que los grandes críticos han pedido siempre a la representación: que repita, con el simple tono crítico que da la visión desde fuera, algunas de las características del espectador. Los sábados este programa conduce la audiencia hacia ese programa incompleto, con aciertos y con lagunas, de Tutti frutti.
Con estas cosas, la Cinco es la reina de las privadas, y aun de las autonómicas en las zonas donde concurre. No así de la televisión nacional, en sus dos canales, que se mantiene por encima de todas. Puede haber razones de calidad intrínseca de programación; las puede haber de simple inercia. También hay razones de prestigio. Pero debe perder en los barrios, en las periferias, en un público sencillo y aficionado a su vida cotidiana, que está llena de una normalidad corriente. No es sólo el programa de Jesús Puente, sino una medida de programación, que vino ya de Italia. En algunos de sus programas se le nota más la enajenación, la copia de los otros: en éste se ha celtiberizado, se ha vulgarizado. Pero no sé qué pasará si desaparece el matrimonio Marco y no encuentran otro. Que lo contraten.
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