Víctor Ullate

Víctor Ullate inicia esta noche, con sus 20 bailarines, en el teatro Albéniz de Madrid, una temporada de 10 representaciones, con un primer programa monográfico del coreógrafo holandés Hans van Manen, al que seguirá un segundo que incluye piezas de otros dos holandeses de prestigio -Niels Christe y Hans Linkens-, y Psicosis, de él mismo. Apenas rebasados los 40, este zaragozano, que confiesa que muchas veces ha estado a punto de tirar la toalla, ha perdido la alegría que transmitía en sus memorables interpretaciones de El pájaro de fuego o La gaíté parisienne, de Béjart. Incluso no parece interesarle conservar la verticalidad de bailarín. Su esfuerzo, antes flisico y visible, se percibe ahora en la tozudez baturra con que trata de mantenerse en un país cuya estructura dancística está aún por construir.De las seis obras que hoy interpretará el ballet, nacido hace poco más de dos años, cinco serán nuevas en Madrid, y dos, estreno absoluto. Según su director, "cambiar de repertorio es imprescindible para moverse en un país con tan pocos espacios para la danza; tienes que ofrecerles cada vez nuevos programas si quieres que te contraten otro año". En noviembre serán invitados de Alicia Alonso en el festival de La Habana, y terminarán el año en la Muestra de Danza Española que se celebrará en Moscú y Leningrado. "Estoy impaciente por salir fuera de España", declara ilusionado Ullate, que tiene apalabrados los festivales de Holanda y de Montpellier para 1991. "Será confirmar el éxito que obtenemos aquí; además, tenemos la suerte de que se hable de nosotros antes de habernos visto".

El maestro es optimista en su próxima reválida internacional, y quiere dejar "a España muy alto" y probar que "no sólo es buena nuestra danza española". Lo que no saben todos es la pesadilla de cifras que ello comporta. Los 50 millones que recibirá este año, duda que cubran los viajes.