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Portland desperdició una buena ocasión en Detroit

El primer partido de la final de Liga no siguió el guión. Dos cosas quedaron claras el martes por la noche, después del triunfo en el último minuto de los Detroit Pistons, 105 a 99: que los Portland Trail Blazers pueden con los campeones en cancha ajena y que la muerte anunciada de Isaiah Thomas como mito ha sido prematura. Thomas sumó 16 tantos en el cuarto tiempo, 10 de ellos de manera consecutiva, ayudando a su equipo a remontar la diferencia de 10 puntos y a conseguir la victoria."Esto me recuerda otras muchas finales. Fue una prueba de voluntad, complicada por la fatiga", afirmó Chuck Dally, entrenador de los Pistons. "No queda duda de que estábamos en un nivel bajo. Temo que el resto de la serie será una lucha dura y larga".

Portland jugó un partido con repetidos contraataques y entradas a la canasta. Cada uno de los titulares consiguió un mínimo de 16 tantos, encabezados por Clyde Drexler (21) y Buck Williams (20). Detrolt, que necesitó 17 partidos para eliminar a los Chicago Bulls de la semifinal, simplemente no estaba preparado para enfrentarse a un equipo fresco e inspirado como los Trail Blazers. Lo que hundió a los visitantes fueron dos cosas: falta de rebotes y un pobre rendimiento por parte del banquillo.

El yugoslavo Drazen Petrovíc, orgulloso de ser el primer europeo en una final de la NBA, realizó un debú pobre. Jugó cuatro minutos, falló dos de sus tres lanzamientos y cometió tres faltas, dos de ellas ofensivas.

Al final los 10 puntos consecutivos de Thomas hicieron delirar a los 21.000 espectadores y desequilibraron por completo al Portland.

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