Error judicial
En el caso de las estanqueras de Sevilla, al margen de que los tres acusados eran, en palabras de Ricardo Franco, director del capítulo, tres canallas descreídos perfectamente capaces de cometer los crímenes, el guión de Pedro Costa y Manolo Marinero demuestra su inocencia.En el proceso de investigación y documentación que Costa ha llevado en cada uno de los casos elegidos se encontró con el paradero de un sacerdote que hoy, tras abandonar los hábitos, vive con su mujer, quien le contó que recibió, bajo secreto de confesión, ladeclaración del verdadero asesino, quien confirmó, tal y como se sospechó en la época, que el móvil no había sido el robo.
Ricardo Franco, que se define como ateo convencido, aunque le inspiran profundo respeto todos los sentimientos que surgen de la parte más frágil del ser humano, comenta que le subyugó el hecho de que los acusados sufrieron en la etapa del proceso y muerte una curiosa reconversión a místicos. "Me interesó mucho investigar sobre este tema, y me atrevería a decir que lo que he hecho es una película profundamente religiosa", comenta Franco.
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