Democracia de salón
Madamme Juri es muy conocida en su barrio. "Cuando usted llegue a Qasaa, pregunte. Todo el mundo conoce mi casa", explica al fijar la cita. En efecto, no resulta difícil localizarla en el corazón cristiano de Damasco y, por si acaso, una gran pancarta con su nombre cuelga de una ventana.El salón donde recibe está lleno. "Esto no es nada, querida; ya verá dentro de un rato. Cien, doscientas personas..., es una locura". Parientes, amigos, vecinos y gentes de un cierto relieve acuden a presentarle sus respetos y su intención de votar por ella el próximo martes.
Colletze Juri no resulta una candidata desconocida en medio de los casi 10.000 aspirantes, a pesar de ser la primera ocasión en que se presenta a los comicios. Nieta de Fares Juri, uno de los padres fundadores de la patria, pertenece a una familia con tradición en la política.
"Nunca había participado en política, Simpaticé con quienes llevaron a cabo la revolución. Nos movíamos en los mismos círculos, pero yo era una escritora". Se trata de una líder nata, en torno a la que cierran filas padre, marido e hija. "Me presento porque hay garantías de democracia", asegura con entusiasmo.