Un futuro sin futuro.
Con la llegada del buen tiempo, las calles de la ciudad son testigo de las historias de unos hombres y mujeres que la vida ha llevado a un camino sin futuro, como este mendigo que duerme a la sombra de una farola en la glorieta de Atocha, aprovechando la bonanza de temperaturas. Si una noche llueve, o vuelve el último frío que despida definitivamente al invierno, este vagabundo, como muchos otros transeúntes, tendrá tal vez que dejarse recoger por la furgoneta de emergencias sociales que hace pocas semanas puso en circulación la Concejalía de Asuntos Sociales. Pero eso es, sobre todo, para las noches.
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