Darse de baja
Al escribir esta carta quisiera referirme al derecho que tenemos los españoles a la libertad de expresión ideológica y religiosa.Me dirigía el otro día al Obispado de Palma de Mallorca con la intención de solicitar mi baja oficial de la religión católica. Después de llegar a un acuerdo, rellené una instancia, indicando datos personales y mi petición, dando fe de ello el señor notario y ordenando al señor párroco de la parroquia donde fui bautizado que indicase una nota marginal en el libro de bautismo con lo que yo pretendía.
Tal señor párroco, mientras escribía al dorso de la instancia unas líneas, me dijo que haría una fotocopia de la que luego me haría entrega. Tal fotocopia tenía que ser para él, ya que el original me pertenecía.
Fuese por lo que fuese, tal señor se irritó y su orgullo pudo más que él, arrojándome tal original y diciendo que no tenía por qué estar allí.
Lo único que yo pretendía era esa nota en el libro de bautismo, pero como sus principios no podían escuchar esas palabras, ante la novedad de darme de baja, cogió el original firmado por un superior de su curía y lo partió en dos pedazos.
Pero la cosa no quedó sólo en eso, sino que, además de tal gesto, me amenazó con llamar a la policía si seguía insistiendo, y cogiéndome del brazo intentó sacarme de su despacho, sin querer escucharme, a excepción de si llevaba un notario y un abogado ante su presencia.
Si esa religión que predican es la que predicaba Jesús, desde luego en nada se le parece, ya que ese amor al prójimo como a sí mismo... Y es que cuando la religión organizada se salta muchas de las cosas que Jesús dijo, mal andamos.-
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.