Casi una historia de amor
La Asociación de Cónyuges de Guardias Civiles, dispuesta a democratizar el instituto
El trasiego por las emisoras de radio locales comenzó hace un año, tras la detención de cuatro guardias civiles de Huelva acusados de vinculación con el clandestino sindicato unificado del cuerpo (SUGC). Los nervios se apoderaban de estas mujeres ante el micrófono: "La mente se nos nublaba y no conseguíamos articular una sola idea coherente en favor de nuestros maridos. Era terrible, pese a que nos habíamos pasado la vida escuchando la radio en la cocina". Desde entonces han ganado en habilidad y en aplomo.
Ahora se desenvuelven con la soltura propia de los habituales en los medios de comunicación. "Lo más difícil para nosotras fue superar la mentalidad adquirida durante muchos años de residencia en las casas cuartel. Allí todos piensan, incluso las mujeres, que la esposa de un guardia civil únicamente sirve para parir y para la cama".La Asociación de Cónyuges de Guardias Civiles se legalizó a fines del pasado mes de marzo. Josefa García, presidenta, esposa del cabo onubense José Luis Espino -actualmente en prisión-, era administrativa hasta que se casó, hace 14 años. Ana Beltrán, la tesorera, mujer del guardia Fernando Rayo, el primer agente detenido en España por su presunta vinculación al sindicato clandestino, ejercía de soltera como modista. El destino de las dos fue idéntico tras el matrimonio: abandonaron sus trabajos y se recluyeron en una casa cuartel.
Ana tenía entonces 17 años,. "Me metí en un acuartelamiento de Navarra situado entre Irún y Vera de Bidasoa, cerca de la frontera con Francia, en pleno campo. Sólo podía salir de paseo con la correspondiente autorización. Pero yo me escapaba cuando podía con tres amigas. En esos casos se vive bajo la dictadura de la sargenta, es decir, la mujer del sargento. Ella manda en las demás mujeres. El primer arresto a mi marido estuvo provocado por una de mis desobediencias. Él pagó mi falta, como suele ocurrir en esa residencia".
Josefa tampoco guarda buen recuerdo de sus muchos años en una casa cuartel del País Vasco. "Son auténticos guetos. En esas viviendas predomina un sistema militar cutre que perjudica incluso a los niños. No es igual el hijo de un sargento que el de un número. La situación no ha cambiado con el paso de los años. Además, en Euskadi, los guardias no pueden salir a la calle cuando terminan el servicio y se juntan en el bar del cuartel. Muchos terminan alcoholizados".
Amas de casa
Fueron simples amas de casa hasta hace unos dos años, cuando comenzaron las detenciones de sus maridos, según recuerda Ana Beltrán en la sala de estar de su vivienda, situada en uno de esos destartalados barrios de la periferia de Huelva."La reacción normal en nosotras hubiese sido echarnos a llorar y sentir vergüenza ante el resto de las compañeras. Pero decidimos huir hacia adelante. Porque queremos a nuestros maridos, pese a tantos años de matrimonio", dice Ana Beltrán.
Josefa y Ana se conocieron en una sala de espera de la capitanía de la Guardia Civil de Sevilla hace ahora un año, después de la detención de cuatro agentes por presuntas actividades sindicales. En aquella habitación surgió la idea de crear la Asociación de Cónyuges de Guardias Civiles.
Ana Beltrán, que encabezó la manifestación del Primero de Mayo en Huelva -Josefa García estuvo en Madrid junto a Nicolás Redondo y Antonio Gutiérrez-, sacó al final, en la tribuna de oradores, un papel cuadriculado escrito a mano horas antes en la cocina de su casa, con mayúsculas, y lo leyó con la convicción de un líder político. "Las adversidades me han hecho fuerte, como a las demás. Pero no queremos convertirnos en líderes políticos. Aspiramos a dos cosas: que dejen en paz a nuestros maridos y que reconozcan sus derechos como trabajadores".
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