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Fiestas del Dos de Mayo

Los madrileños se despiden de sus héroes

Miles de personas acudieron al concierto fin de fiesta celebrado en el 'Rockódromo' de la Casa de Campo

"Pues lo que pasó fue que a los de Madrid se les inflaron los cojones de aguantar a los gabachos y se liaron a palos con ellos". Dandi, un rockabilly de Móstoles, realizaba esta síntesis histórica durante el concierto que marcaba el fin de las fiestas del Dos de Mayo. El Rockódromo de la Casa de Campo concentró a varios miles de jóvenes, e incluso a niños, que se reunieron para hacer lo que se hace en un concierto: "Bailar, ver gente, reírte y escuchar música". Y todo por 500 pesetas. Por la mañana, Joaquín Leguina celebró en San Lorenzo de El Escorial su 48 cumpleaños.

Los asistentes Ilegaron a la Casa de Campo desde todas las zonas de Madrid con su ropas de algodón y sus litronas de agua, naranjada o cerveza para aguantar el sol desde las cinco de la tarde y regresar a sus casas a medianoche."Cervezas, chicas y, rock and roll es lo que debe tener cualquier fiesta", explicaba Chico, de 17 años, quien criticó alguno de los conciertos que se han organizado este año en Madrid, como el de Loquillo, que costó 1.200 pesetas: "Fue en una sala de pijos y en un día de diario, en el que los currantes estamos en el trabajo o en el cuartel".

Dos chicas de Canillejas, que no recordaban la razón histórica por la que el día de la Comunidad se celebra el 2 de mayo se quejaban de que faltaba gente, "que es lo más importante en un concierto".

Madres jóvenes habían ido al concierto con la cazadora vaquera y con sus hijos para enseñarles los fuegos artificiales del fin de la fiesta. Seis chicas de Ascao llegaron con los patines en el hombro para ver a Duncan Dhu, el plato fuerte del concierto. Antes, actuaron los grupos 56 Hamgurguesas, La Trampa, Montana y Los Espontáneos.

Vaqueros y camisetas

El público no era nada homogéneo, al igual, que los distintos grupos que actuaron en el concierto. Eso sí, predominaban los vaqueros y las camisetas blancas y negras. Los Espontáneos consiguieron enternecer a los adolescentes y que todos corearan una de las últimas canciones de Nino Bravo, Un beso y una flor, con la que se despidieron antes de dar paso a la exhibición de trial que se celebró en el centro de la arena.Unos chicos de Vicálvaro aseguraban que a pesar de que en estas fiestas había faltado más rock and roll se lo habían pasado bien, "porque al fin y al cabo cada uno se busca la marcha donde puede".

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Cumpleaños feliz

Cumpleaños feliz, cumpleaños feliz, te deseamos todos..." Joaquín Leguina se azoró un poco al oír como 1.500 personas le cantaban el famoso estribillo en la finca El Jaral de la Mira, de San Lorenzo de El Escorial. Una tarta cubierta de fresa con 48 velitas esperaba en el centro del prado el soplido del presidente regional.Fue la bienvenida a Leguina de los participantes en la Fiesta del Municipio, que organizó el Consejo regional de Gobierno y la Federación de Municipios de Madrid. Leguina, 48 años ya, estuvo acompañado por algunos de los miembros de su equipo de Gobierno, diputados regionales, alcaldes y concejales de varios pueblos.

El programa del acto era más bien campestre: comida con tortilla y bota vino, siesta bajo los árboles y demostración de arte torero aficionado.

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