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El reducido incremento de cuotas pone al Fondo Monetario al borde de la inoperancia

Enric González

ENVIADO ESPECIALEl director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Candessus, admitió ayer en Washington que el incremento de las cuotas de dicho organismo, es decir, el aumento de sus recursos financieros, apenas superará el 50% (el porcentaje propugnado por Estados Unidos), frente al 100% que el mismo Candessus ha venido proponiendo durante los dos últimos años. El reducido incremento de cuotas pone al FMI, según algunos expertos, al borde de la inoperancia.

La revisión de las cuotas se ha aplazado sucesivamente desde marzo de 1988, fecha en que no pudo llegarse a un acuerdo y en la que el FMI se concedió un periodo adicional hasta. diciembre de 1989. El plazo se alargó nuevamente entonces hasta marzo de este año, y en marzo se fijó un -por ahora- definitivo límite hasta el próximo 30 de junio.La escasa cuantía del incremento que se discute estos días y las enormes dificultades con que topa el Fondo para poner de acuerdo a varios de sus socios más importantes -Estados Unidos, Reino Unido, Japón y Francia- refuerzan la impresión de que el organismo tiende a la inoperancia. Algunos especialistas cuestionan incluso su utilidad real.

Otros foros

Las asambleas de FMI, una en primavera -mañana y pasado- y otra, la general, en otoño, han venido convirtiéndose en poco más que una excusa para el desarrollo de otros foros paralelos, oficiales unos -como el G-7, que agrupa a los ministros de Finanzas de los siete países más ricos del mundo-. y extroficiales otros -como las reuniones de los representantes de la gran banca privada-. El Fondo, mientras, ha ido perdiendo capacidad de intervención en la función para la que fue fundado en 1948 -el control de los tipos de cambio y de los intercambios comerciales- y se ha especializado en la supervisión de las políticas económicas de sus países miembros, fundamentalmente los más pobres y más necesitados de ayuda.Esta especial incidencia en el diseño de políticas para los países en desarrollo y subdesarrollados ha causado, en no pocas ocasiones, que su trabajo se solapara con el del Banco Mundial, su hermano gemelo, también nacido gracias a los acuerdos posbélitos de Pretton Woods en 1948.

El director del Fondo, Michel Candessus, tuvo que admitir ayer de forma implícita que la definitiva solución en el asunto de las cuotas sólo puede salir de la reunión que hoy mantendrán en Washington los países del G-7: Estados Unidos, Japón, República Federal de Alemania, Francia, Reino Unido, Canadá e Italia. Es decir, que la solución al largamente demorado problema sólo puede alcanzarse desde un organismo ajeno en su funcionamiento al propio FMI.

Las divergencias radican en que Japón exige ser el segundo socio tras EE UU en aportación de fondos y, por tanto, en número de votos, lo que forzará un retroceso en las posiciones de Reino Unido y Francia, a lo que dichos países se muestran reticentes.

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