Faldo y Ballesteros discrepan sobre la idoneidad de que la Copa Ryder de 1993 sea en España
El escocés Colin Montgomerie, con 67 golpes (cinco bajo par) en la primera vuelta, es el líder del Open de España de golf, que se disputa en el Club de Campo de Madrid. Miguel Angel Martín, con 68, comparte la segunda posición con los ingleses David A. y David J. Russell y Carl Mason, el norirlandés David Feherty y Vijay Singh, de las islas Fiyi. El alemán occidental Bernhard Unger y el también inglés Nick Faldo llevan 70-, José María Olazábal, 71, y Severiano Ballesteros, 74. Éste, tan irregular que no habría pasado el corte de haberse producido ayer, y el bicampeón del Masters de Augusta mostraron sus discrepancias en relación con la posibilidad de que la Copa Ryder de 1993 sea en nuestro país.
La lluvia obligó a que el torneo se interrumpiese durante 25 minutos. Pero otra tormenta, pequeña o grande según la importancia que tenga para cada cual, se produjo a propósito (le las opiniones claramente opuestas de Faldo y Ballesteros sobre la idoneidad o no del Club de Campo para la celebración de la Copa Ryder, el enfrentamiento bienal de Europa y Estados Unidos, dentro de tres años. Y es que entre Gran Bretaña, como siempre cuando corresponde a la costa oriental del Atlántico; Irlanda y España anda el juego de acogerla.Sin acritud, pero con apasionamiento, cada uno expresó por separado su criterio. Faldo adujo que el escenario del Open de España no le parece el más adecuado porque, de acuerdo con sus observaciones, su diseño no permite acoger a 25.000 espectadores, como mínimo, cada día. Además, duda de que entre el público se crease un ambiente de apoyo al equipo europeo como el de las últimas ediciones -el norteamericano no lo gana desde 1983-, desarrolladas en el inglés de Belfry. Como alternativa, sugirió que se construyese otro, cuyas perspectivas fueran las de un estadio, para la de 1997.
Ballesteros le replicó en el sentido de que se harían las reformas necesarias, incluida la dotación de espacios para las tribunas, porque no habría ningún problema económico y de que la Europa golfística no es sólo el Reino Unido. En un momento dado, hasta amenazó con perder su ilusión en la Copa Ryder si la petición española fuese rechazada por la PGA británica: "No es que dejara de jugarla, pero...". No; para él, no sería lo mismo. No en balde se trata de promocionar este deporte en nuestro país. Por ello, y aparte la presencia de José María Olazábal y la de cualquier otro, compatriota que destaque de ahora a entonces, tanto la presidenta de la federación, Emma Villacieros, como él coinciden en que es fundamental que intervenga en toda su plenitud: "En 1997 [a sus 40 años] podría ser demasiado tarde".
Por lo pronto, eso sí, Ballesteros debe darse prisa hoy para mejorar su resultado. Eliminado por circunstancias marginales en el reciente Open de Madrid, un nuevo fracaso le dejaría en entredicho. Lo cierto es que ayer no le quedó más remedio que admitir la irregularidad de su juego y hasta lo "tonto" de su doble bogey en el hoyo 11.
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