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GOLF / OPEN DE MADRID

Langer y Sunesson, líderes, y Olazábal, descartado

El alemán occidental Bernhard Langer y el sueco Magnus Sunes son afrontan igualados a 203 golpes (13 bajo par) el último recorrido del Open de Madrid de golf. El australiano Rodger Davis es el tercero, con 205; Mariano Aparicio, el cuarto, con 206; el australiano Peter Fowler, el quinto, con 207, y José Rivero, el sexto, con 208. José María Olazábal se hundió ayer al concluir con 78 (seis sobre par) y sus 216 totales le dejaron sin opción alguna al triunfo.

Un golfista de los clásicos en el último decenio y un desconocido van a repetir hoy su emparejamiento de ayer, cuando cerraron la tercera vuelta del torneo por su condición de líderes. Langer, de 32 años de edad y el segundo europeo, tras Severiano Ballesteros, capaz de imponerse en un Masters de Augusta, el de 1985, y Sunesson, de 26, que hasta ahora sólo se había caracterizado por su obstinación en entrar en el circuito —su acreditación la logró al quinto intento—, tendrán que marcarse mutuamente sin dejar de mirar de reojo los resultados de sus inmediatos seguidores. Davis se encuentra apenas a dos golpes de ellos; Aparicio, a tres; Fowler, a cuatro, y Rivero y el norteamericano Ronald Stelten, a cinco.

Las mejores tarjetas, 66 (seis bajo par), las presentaron en esta ocasión los propios Langer y Sunesson, así como Aparicio, el inglés Chris Moody y otro australiano, Mike Harwood, que está a seis de la cabeza, al igual que los también ingleses Roger Chapman y John Hawksworth y el canadiense Jim Rutledge.

El germano demostró una vez más que su imagen resplande en nuestros campos. Si en 1989 emergió de su larga crisis por culpa de sus temblores de manos con el putter —tiene que sujetarse su antebrazo izquierdo con la mano derecha—imponiéndose en el Open de España, cuyo título defenderá la próxima semana, el nórdico ofreció una resistencia inesperada, ya que no se intimidó por el prestigio de su acompañante. En realidad, Langer sólo pudo empatarle en el hoyo final y gracias a haber colocado su pelota desde unos 100 metros.

Con Olazábal, que ayer incluso incurrió en un triple bogey, al margen, las posibilidades españolas se reducen a Aparicio, un modesto que ha cambiado de estrategia y ya no pega a la bola "por inercia", y Rivero, deseoso de despojarse del tono gris que le hizo perder su condición de miembro del equipo europeo en la Copa Ryder.

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