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35º Congreso Confederal de UGT

La lucha por la sucesión dificulta a Redondo la formación de la nueva ejecutiva de UGT

La lucha por la sucesión en la secretaría general de la Unión General de Trabajadores (UGT) ha dificultado a Nicolás Redondo la formación de la nueva ejecutiva que le acompañará durante su último mandato y que no cerrará hasta la mañana de hoy. El máximo responsable ugetista ha optado por aceptar parcialmente las condiciones planteadas por José María Zufiaur y Antón Saracíbar, el delfín mejor situado por el momento, conformando un equipo marcado por la continuidad, en el que sólo cambian tres personas: Paulino Barrabés, secretario de finanzas, y los vocales Luis Marcial y Jesús Mancho. El pleno rechazó, a última hora de ayer, la ponencia de estatutos al no haber acuerdo sobre el nuevo sistema de cotizaciones propuesto.

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La secretaría de Acción Sindical, que ocupa Apolinar Rodríguez, se ha convertido en la más codiciada de este congreso. José María Zufiaur pidió a Redondo ese puesto para uno de sus hombres José Antonio Cid, secretario general de Aragón. Con ello pretendía equilibrar el poder de Antón Saracíbar, titular de la secretaría de Organización, que junto a Acción Sindical son las dos más importantes en UGT. Redondo, sin embargo, ha decidido la continuidad de Apolinar Rodriguez, quien previamente había puesto el cargo a disposición,Nicolás Redondo sigue meditando si, para compensar la negativa dada a la petición de Zufiaur accede o no a otra de Saracíbar, consistente en que el actual secretario general del Pais Vasco. Alberto Pérez, ocupe la vocalia adjunta a Organización. Su argumento es que se trata de un hombre de su confianza, idóneo para ayudarle a afrontar el próximo proceso de elecciones sindicales.

Quienes se oponen a la entrada de Pérez en la ejecutiva confederal aducen que no se puede desnudar la dirección de Euskadi, donde todavía existen problemas y una fuerte oposición a las tesis confederales por parte de los seguidores del ex dirigente ugetista y actual ministro del Interior José Luis Corcuera. Los nombres que baraja Redondo para sustituir a Luis Marcial en esa vocalía son los de Celestino González, secretario de la Federación del Textil, Juan Mendoza, dirigente de hostelería, y José Antonio Cid.

La secretaría de Finanzas que deja Barrabés, la ocupará Sebastián Reina, actual director de la Fundación Largo Caballero y hasta hace unos meses director general de cooperativas.

Para el tercer hueco, que deja Jesús Mancho, vocalía que se convierte en secretaría de acción social, Redondo cuenta también con Juan Mendoza, propuesto por Zufiaur. Sin embargo, el secretario general de UGT ha vuelto a recuperar la idea de que la ocupe una mujer, bien Almudena Díaz, de la federación de Comercio asturiana, o la secretaria general de Segovia, aunque ha recibido muchas críticas por el mimetismo que supone crear una secretaría tan parecida al denostado por UGT Ministerio de Asuntos Sociales y sobre porque la ocupe una mujer.

Redondo, por otra parte, ha optado por mantener a José Manzanares, responsable de Formación, del que había recibido muchas críticas negativas por parte las federaciones de construcción y enseñanza.

Rechazo a las nuevas cuotas

El secretario general se encontró con otro inconveniente, el rechazo al nuevo sistema de cotizaciones que provocó que no se aprobara la ponencia de estatutos, en la que estaba incluida. La votación arrojó un resultado de 31 votos en contra, 25 a favor y 11 abstenciones. Ante ello, el presidente del Congreso, José Luis Daza, convocó con carácter de urgencia a los ponentes para elaborar una alternativa.

La reforma de las cuotas de los afiliados, que ha sido uno de los puntos más discutidos durante el congreso, consiste en el aumento de la cuota básica y la aprobación de una complementaria con una cuantía en función de los ingresos de cada afiliado..La propuesta rechazada se refería a una subida de la cuota básica desde el 1% al 1, 1 % del salarlo mínimo interprofesional e incrementarlo a 1,2% en dos años.

La principal causa del rechazo hay que buscarla en el reparto de los fondos entre uniones y federaciones. Ha habido serias discrepancias entre las organizaciones territoriales y las profesionales, y dentro de ellas, a su vez, nuevos problemas a la hora de fijar un fondo de solidaridad para redistribuir entre las organizaciones más débiles.

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